La alcaldesa coloca la sexta estrella en menos de dos meses de las 40 que prevé para su milla dedicada a los grandes del motor sin desvelar a cuánto ascenderá la inversión para las arcas públicas.
¿Servirá para atraer turismo, para crear empleo? ¿Servirá para algo más que para autobombo preelectoral? Es pronto para saberlo. Lo que desde luego no se sabe es el coste para las arcas municipales de lo que el gobierno local ha dado en llamar Paseo de la Fama, una de las escasas realidades tangibles a día de hoy de la capital mundial del motociclismo. Distinción que Jerez ostenta desde el pasado 1 de enero a propuesta de la Federación Internacional del Motociclismo.
En el arranque de la avenida Álvaro Domecq, la alcaldesa, María José García-Pelayo, ha destapado este miércoles, en un acto cada vez menos lucido -por reiterativo- y cada vez menos concurrido, la estrella dedicada al cuatro veces campeón del mundo Jorge Martínez Aspar. De los sectores sociales y empresariales de la ciudad solo han asistido el presidente de 'Solidaridad', Sebastián Peña, y los representantes de las asociaciones de comerciantes Acoje y Asunico, Nela García y Manuel García Santos, respectivamente.
Es la sexta placa que descubre en menos de dos meses de las 40 que tiene previsto colocar, según contempla el dossier con los objetivos de la citada capitalidad. Primero fue Ángel Nieto y, tras el 12+1 veces campeón del mundo, vinieron Giacomo Agostini y otras tres 'estrellas' más vinculadas con el protocolo político que con el espíritu de homenajear a las leyendas del motor que persigue el referido bulevar al más puro estilo Hollywood. Francisco Pacheco, distinguido a título postumo como padre intelectual del circuito de Jerez, el presidente de la FIM, Vito Ippolito, y el presidente de la Real Federación de Motociclismo Española, Ángel Viladoms, fueron los otros tres homenajeados. La opacidad en las cuentas de Cirjesa, la empresa pública que gestiona el trazado jerezano y que en teoría corre con los gastos, ha impedido por ahora saber a cuánto asciende cada evento que Pelayo ha convertido en un clásico mensual en su agenda institucional.
Distinciones masivas cuyo diseño ha sido encargado directamente -al menos no consta concurso público- a Nicolás Domecq, escultor y ganadero que esta misma semana, además, ha sido galardonado con el Caballo de Oro, un distintivo que se concede en la Feria del Caballo y que se remonta a 1967, cuando fue promovido por el ministerio franquista de Información y Turismo. Según la nota de prensa municipal, Domecq es reconocido con esta distinción por "su pasión por el caballo y su esfuerzo por conseguir el ejemplar perfecto". De origen sevillano, también se ensalza su figura asegurando que cuenta con "más de 50 exposiciones, marcadas por el éxito, y coleccionistas de todo el mundo acreditan el arte sin igual y prodigioso de Nicolás Domecq".
Volviendo a la distinción a Aspar, el piloto valenciano ha firmado en una de las botas del Consejo Regulador del Vino, que preside Beltrán Domecq, y ha asegurado que “la catedral actual del motociclismo a nivel mundial es Jerez”. “Jerez ha dado un vuelco al motociclismo por su circuito, por la afición y el ambiente”, ha sentenciado el valenciano, que ya corría en su moto en 1985 cuando se inauguró el circuito jerezano. Tras descubrir la placa, en el acto celebrado en el Consejo, Jorge Martínez Aspar ha dejado impresas las huellas de sus manos para el Monumento de la Fama y ha firmado en la bota que igualmente se sumará a la Andana de la Fama que el Ayuntamiento realiza en colaboración con el Consejo Regulador.
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