El gobierno local financiará la rehabilitación del Palacio Riquelme con cargo a la Edusi para convertirlo en un gran centro de recepción del visitante en el corazón histórico de la ciudad. "Va a ser un gran reclamo", augura Camas.
De momento hay muchos planes públicos y privados sobre la mesa para reactivar intramuros aunque escasas realidades. Si Andrew Tan, propietario de las antiguas Bodegas Domecq, parece levantarse cada mañana pensando en qué pieza noble del centro histórica añadir a su cartera inmobiliaria —de momento no ha rematado ninguna compra—, el Ayuntamiento no deja de pensar y repensar proyectos que, desechada la Ciudad del Flamenco como icono central, revivan poco a poco un corazón de la ciudad que necesitará un triple by pass para volver latir. La última idea del ejecutivo que preside la alcaldesa, Mamen Sánchez, pasa por convertir el Palacio Riquelme en un "gran centro de recepción de visitantes". La reciente concesión de los fondos de la Edusi conlleva una partida para rehabilitar este histórico inmueble. En concreto, el objetivo 6 de actuación recogido en la memoria remitida a Hacienda y Administraciones Públicas lleva por epígrafe 'rehabilitación y puesta en valor de patrimonio y activos culturales del centro histórico desde una perspectiva ambiental orientado al desarrollo turístico'. En conjunto, la línea de inversión presupuesta 3,2 millones en inversiones, entre las que destaca la rehabilitación del Palacio Riquelme para convertirlo en un edificio singular Zero emissions.
El teniente de alcaldesa delegado de Urbanismo y Patrimonio, Francisco Camas, ya desveló hace algunos meses los planes para Riquelme, expropiado hace 34 años por el Ayuntamiento. "Es un centro emblemático, ya le ha propuesto a la delegada provincial de Cultura y Turismo —Remedios Palma— ese espacio, pues es la corona de la rehabilitación del centro, para este proyecto. Ese Palacio puede ser un referente importante, un gran reclamo, como centro de acogida al visitante que muestre las señas de identidad de la ciudad: caballo, vino, flamenco... Creo que es posible", dijo en declaraciones a lavozdelsur.es. A lo que añadió: "Creo que puede ser el gran centro de recepción de visitantes a Jerez. El visitante entra en el casco histórico y desde allí ve visualmente la ciudad pero también la ve físicamente, ya que por su altura se ve la dimensión de intramuros; si te sitúas delante de Riquelme ves Jerez en toda su profundidad".
Salvo la ubicación, el proyecto no es nuevo. De hecho, antes de las municipales de 2011, hace más de cinco años, la entonces alcaldesa Pilar Sánchez presentó el Centro de Recepción, Atención e Información al Turista (CRAIT), cuyas obras incluso llegaron a adjudicarse por 900.000 euros con cargo al Plan de Excelencia Turística, pero del que nunca más se supo. El objetivo de este centro, que iba a estar ubicado en el edificio de Los Arcos de la Plaza del Arenal, era mostrar los atractivos turísticos de la ciudad y comercializar los productos y servicios turísticos que oferta Jerez. Entonces el lugar estratégico era la plaza mayor de la ciudad, ahora su enclave es la plaza del Mercado, el origen real donde nació Jerez y una zona tan degradada que es habitual equipararla a una región de posguerra. Aun así, la idea de este gran centro para agasajar al turista a su llegada a la ciudad aún se remonta más atrás en el tiempo. En 2008, con Sánchez en su primer año de mayoría absoluta, se aprobó para el Alcázar el concepto que ahora quiere implantarse en Riquelme. En aquella primera ocasión, las excavaciones arqueológicas frenaron en seco una inversión que al final acabó desechándose.
Una amplia recepción, vestíbulo, aseos públicos, tienda de souvenirs y librería, espacio multiusos para sala de audiovisuales, charlas y conferencias, y aula didáctica... Todos esos elementos que incluía el proyecto original en el Alcázar son fácilmente extrapolables a Riquelme, siguiendo con el discurso y la propuesta que defiende Camas. No fue casual que el gobierno local presentará hace ahora un año el Plan Director del Centro Histórico de Jerez en el patio del recién apuntalado palacio del siglo XVI. Allí, rodeados de vecinos y representantes de la sociedad civil, llovieron promesas de apostar decididamente por el intramuros de la ciudad. Por ahora, el primer gran compromiso, transformar el degradado solar de la malograda Ciudad del Flamenco, en plaza Belén, en un gran espacio público sigue estancado. Una vez que estos trabajos al fin se ejecuten, la idea del gobierno local es ir sumando elementos que contribuyan a regenerar el centro histórico. A ello, se suma el interés privado por revalorizar determinadas joyas del patrimonio local, como el palacio de San Blas o el antiguo convento del Espíritu Santo, y que sin duda acelerarían el proceso de reconstrucción y, a ser posible, de repoblamiento (y no solo turístico).