Bodegas Fernández-Gao comienza a comercializar el primer vino para consagrar con autorización tanto del Consejo Regulador como de la autoridad eclesiástica. Los beneficios de las ventas van destinados a la obra de una parroquia en Arcos.

Uno de los milagros más célebres de Jesús de Nazaret fue el de convertir el agua en vino en una boda celebrada en Caná de Galilea. Se desconoce qué tipo de vino eligió el profeta para deleitar a los presentes, aunque quién sabe si de haber existido por entonces el jerez les hubiera obsequiado con el preciado fruto de las viñas jerezanas. Aun así las bodegas del Marco llevan años dedicando parte de su producción a la Iglesia católica para que forme parte del ritual de la consagración. Y aunque esta práctica se lleva haciendo durante décadas, nunca ninguno de estos vinos de consagrar había tenido certificación como tal, tanto por el Consejo Regulador como por la Iglesia Católica. Hasta ahora.

Juan Carlos Sánchez Gago es director técnico de Fernández-Gao, bodega fundada en 1750 pero que desapareció en los años 60 del pasado siglo. En 2015, junto a otros socios, recuperó la señera marca y poco a poco la compañía se está haciendo un hueco en el siempre difícil mercado del jerez, apostando por los métodos antiguos y tradicionales y con una producción que busca más la calidad que la cantidad. Ahora, Fernández-Gao da un paso más al comercializar De Ecclesia, el primer vino de consagrar reconocido por el Consejo Regulador y la autoridad eclesiástica.La idea surgió como han surgido otros grandes proyectos. Entre amigos y tomando una copa de vino. En esa reunión estaba presente Juan Antonio Vital, sacerdote a quien el obispo, José Mazuelos, le ha encargado crear una nueva parroquia en el Santiscal, en Arcos de la Frontera. Esa necesidad de levantar el templo desde cero, buscando dinero de debajo de las piedras, le animó a proponerle a su amigo Juan Carlos la posibilidad de elaborar un vino de misa exclusivo, con el objetivo de sacarlo al mercado para que los beneficios fueran destinados a la obra de la nueva parroquia.

Dicho y hecho, los dos amigos se embarcaron en un proyecto que lleva gestándose casi un año. “Lo fácil hubiera sido pedirles una donación o una subvención, pero  en la bodega nos han querido dar lo mejor que tienen, que es su vino”, señala Juan Antonio. Juan Carlos explica que De Ecclesia es un médium, es decir, un vino que en boca sabe a cream, con lo cual tiene un sabor dulce que, entienden, puede tener gran mercado fuera de las fronteras de la provincia. “Yo he estado en Caná y el vino que se usa allí es muy dulce. He estado en los Capuchinos de Madrid y el de allí es bastante agrio… Lo mejor es que tenemos algo muy importante, y es la marca jerez, que se conoce en todo el mundo, con lo cual entendemos que va a resultar fácil venderlo”, piensa Juan Antonio.El vino de consagrar, explica el sacerdote, tiene que cumplir con unos requisitos que establece el derecho canónico: que sea de uva, que no esté manipulado químicamente ni esté avinagrado. Todo ello lo cumple el producto de Fernández-Gao y además, tanto Juan Carlos como Juan Antonio destacan que, además, es un vino “de mucha calidad”. De momento, la producción de De Ecclesia se ha limitado a 1.200 botellas, con un precio de 6,5 euros y ya ha encontrado mercado en parroquias de Madrid, Granada y Albacete, aunque el objetivo es que pueda incluso “cruzar el charco”. 

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Jorge Miró

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