Iluminada Pérez Navarro lleva más de 45 años en su peluquería del Almendral, en Jerez, la cual lleva su propio nombre. Desde hace 30 ha dedicado su experiencia a algo más profundo que peinar, a "ayudar a personas a recuperar la confianza en sí mismas y sentirse bien con su imagen", especialmente quienes atraviesan tratamientos oncológicos o sufren pérdida de cabello.
Fue la primera en Andalucía en abrir un centro especializado en asesoramiento de pelucas personalizadas, un espacio pensado para acompañar, escuchar y ofrecer soluciones adaptadas a cada persona por los motivos que le lleven a necesitar uno, aunque generalmente son mujeres con cáncer. Este 19 de octubre, que se conmemora el Día Mundial contra el Cáncer de Mama, su trabajo cobra más relevancia si cabe.

"Esto no es una tienda cualquiera de pelucas. Aquí cada cabina es independiente, para que el cliente tenga total intimidad. Nuestro trabajo es devolverles seguridad y normalidad", explica a lavozdelsur.es.
Historias que marcan
Su historia con pacientes oncológicas está llena de momentos conmovedores. Recuerda a "niñas de apenas 7 u 8 años", que necesitaban una peluca para la comunión, y a mujeres adultas enfrentando la quimioterapia. "Una niña de 12 años no podía ni caminar hasta el sillón, su madre estaba acostada a su lado. Ver su fuerza y su sonrisa a pesar de todo es algo que no se olvida. Esa niña hoy es enfermera en oncología. Su historia me ha marcado profundamente".
También ha llegado a ayudar a pacientes de otros países. "Una niña de Pakistán necesitaba una peluca y, como su familia no podía pagarla, nos coordinamos entre todos para hacerla a medida y enviarla. Verla luego con su peluca puesta, feliz y segura, fue muy emotivo. Historias así muestran que nuestro trabajo trasciende fronteras y que la solidaridad puede cambiar la vida de alguien".


Hay relatos que, por su intensidad, prefiere no contar, aunque reconoce que han removido sus sentimientos y dejado huella en su vida. "Hay cosas que no se pueden poner en palabras ni en un artículo, pero te aseguro que conmueven y enseñan tanto como cualquier historia que se pueda compartir". Incluso lamenta la pérdida de algunas clientas que fallecieron antes de poder tener su nuevo cabello, algo muy duro para ella.
Asesoramiento personalizado
El proceso de asesoramiento en su centro es igual de cuidadoso que la fabricación de las pelucas. Algunas son de pelo natural, otras de fibras sintéticas muy realistas, todas hechas a medida. Cada cráneo es diferente, y el centro analiza forma, volumen y estilo para garantizar que cada peluca se adapte perfectamente.
"A veces buscan algo igual a su pelo, otras quieren un cambio. Lo importante es que se vean y se sientan bien, que recuperen parte de la confianza que la enfermedad intenta arrebatarles. Incluso si están hospitalizadas, nos desplazamos si lo requieren", explica Pérez Navarro.

Calidad que marca la diferencia
Además del aspecto emocional, la calidad es un sello de distinción: profesionales de peluquería que visitan el centro a menudo "no pueden distinguir entre peluca sintética y natural". Cada pieza puede bordarse a mano, pelo a pelo, y tiene tratamientos que permiten incluso dormir con ellas si la paciente lo desea. Además, ofrece un servicio que va más allá de la venta: "Nosotras nos encargamos de lavar y mantener las pelucas, porque tiene mucho tiempo de vida y cuanto mejor se traten más duran".
Pacientes con cáncer que recobran su confianza
Las emociones explotan en el momento de la transformación. "Cuando una paciente se prueba la peluca por primera vez, su rostro cambia, los ojos brillan y sonríe como hacía tiempo que no lo hacía. Sus familias lo notan. Es un pequeño alivio en medio de tanta incertidumbre. Y eso no tiene precio", asegura Iluminada a lavozdelsur.es.
Cada historia que llega al centro es única. Algunas pacientes vienen con ánimo, otras con miedo, inseguridad o complejo. Iluminada adapta su trato a cada una. "Me preparo escuchando y observando. Intento estar presente, acompañarlas, que sientan que tienen control sobre algo tan importante como su imagen en un momento en que todo parece fuera de control".
Retos y dificultades en sus clientas
También ha sido testigo de las dificultades del sistema sanitario: retrasos en citas, derivaciones largas y saturación en los hospitales. "He visto mujeres que tardan meses en ser atendidas, y eso afecta directamente a su salud y tranquilidad. No es culpa de los médicos, sino de las circunstancias. Todo lo que podemos hacer aquí, aunque sea solo darles un poco de control sobre su imagen y autoestima, tiene un valor incalculable", explica a este medio.
Iluminada insiste en la importancia de la detección temprana y el apoyo durante el tratamiento: "Muchos casos llegan tarde, y aunque todo salga bien, el tiempo de espera desgasta. Pero aquí, con una peluca, con un asesoramiento, con un cuidado especial, podemos devolver un poco de normalidad y alegría".
En su centro, cada peluca es "más que un accesorio: es una herramienta de resiliencia, de alegría y de humanidad", un recordatorio de que incluso en los momentos más difíciles, hay espacio para sentirse bien con uno mismo.




