"Impotencia" es lo primero que sintió Alberto Domínguez cuando en la madrugada del pasado sábado 17 de marzo dos personas entraron a robar en su tienda de ropa Sherry Vintage, mediante un alunizaje. "Se te viene a la mente todo el trabajo que has hecho, no solo lo económico. No son muebles que hayamos comprado en una tienda, todo lo que hay aquí lo hemos hecho nosotros con palés. Mi tío, mi hermano, mi primo…. No es Amancio Ortega que viene y te monta una tienda, sino que es algo en lo que se ha volcado toda la familia", explica mientras custodia el género que le ha quedado en el local tras el suceso.
Alberto Domínguez es un joven jerezano de 31 años que abrió Sherry Vintage en uno de los establecimientos de la urbanización Tres Olivos, en noviembre de 2017. Afincado en La Marquesa, trabajó durante años como informático hasta que le despidieron con un ERE. Tuvo que reinventarse y fundó una página web de apuestas con unos amigos, trabajo que compaginó con la apertura de su primera tienda de ropa de segunda mano de marcas americanas. "Vi que no había algo parecido aquí en Jerez y me dije, voy a intentar arriesgar con esto", comparte. Echó mano de un dinero ahorrado, pidió préstamos y los familiares también contribuyeron económicamente para que Alberto pudiera abrir su negocio.
Si bien los primeros meses de vida de una comercio son para invertir en más género y pagar anteriores inversiones. Al cuarto mes, Alberto ha sufrido un alunizaje en su tienda, además del robo del cajón del dinero y algunas prendas. "Todo fue muy rápido, no les dio tiempo a llevarse mucho material", incide. En la madrugada del viernes al sábado, la empresa de seguridad le telefoneó porque había saltado la alarma. "Como había mal tiempo —con la borrasca 'Gisele'—, pensé que había sido el viento". Sin embargo, en la cámara de seguridad aparecía un coche junto al escaparate de su tienda, lo que le desconcertó y le hizo saltar de la cama. "Cuando me dijeron que había un coche pegado a mi tienda les dije que me estaban robando y ellos llamaron a la Policía". No obstante, en cuanto pudo llegar, ya no había nadie, y su tienda había quedado totalmente destrozada.
"Cuando llegué, había una mujer abajo. Los vecinos escucharon un ruido tremendo y pensaron que se trataba de una explosión. Cuando se asomaron y vieron el coche, apuntaron la matrícula, pero según la Policía esta no coincide, sería falsa seguramente", relata. Con el alunizaje, los autores del robo han roto el probador, varios maniquíes y el escaparate. "Es más el destrozo que el dinero en metálico que se han llevado", apunta. Ante este duro golpe, Alberto adelanta que va a "seguir hacia adelante, por la familia, por los amigos… Pero cuando le das muchas vueltas... me entran ganas de cerrar y no seguir".
"Te preguntas: ¿me robarán otra vez… irá bien la tienda?"
"Pierdes la ilusión... Ahora invierte otra vez dinero para continuar con la tienda. Y te preguntas: ¿me robarán otra vez… irá bien la tienda? Ya es el miedo en el cuerpo", se sincera. Tras los sucedido, los comercios de la zona se han prestado a ayudarle en lo que necesite: "Los locales de al lado me han ofrecido su tienda para guardar cosas si me hiciese falta, ya que tengo todo esto abierto. Todos se han pasado a verme, a darme ánimos y a apoyarme".
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