"Su problema no era un delirio"

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La fiscal pide "sentido común" al jurado y destaca la "alevosía" del acusado de matar a Raquel Barrera, mientras que su marido dice que "lo siente de corazón" en su turno de última palabra.

La Fiscalía ha pedido este viernes "sentido común" al jurado popular que desde el pasado lunes juzga el crimen de Raquel Barrera, la jerezana de 42 años que murió en abril de 2014 después de que su marido le asestara dos cuchilladas. El Ministerio Público ha considerado que queda acreditado que hubo "alevosía" en el ataque por parte del acusado, que habría incurrido en un delito de asesinato.

En la exposición de los informes finales en la quinta y última sesión del juicio que se celebra en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Cádiz, la fiscal ha concluido que el acusado "es autor de un delito de atentado con agravante de parentesco", y que la mujer fue víctima "de un ataque rápido, desde el lado derecho y por detrás", aunque entiende que también hubiera sido "alevoso" si se hubiera sido "de frente". En este sentido, ha argumentado que la víctima "fue atacada sin posibilidad de defenderse", "ni tiempo para reaccionar" porque, "aunque hubiese dado tiempo de ver lo que se le venía encima", llevaba un "índice altísimo de copas" -equivalía a 2,70 gramos por litros de sangre, según los análisis-. Esto, la dejaba "lenta de reflejos" y "sin coordinación suficiente" para defenderse.

En su intervención ha cuestionado, además, que la defensa haya llevado a la vista una prueba pericial "a medida y a base de presupuesto" en la que los forenses cuestionaban la mayor parte de las conclusiones de sus compañeros del Instituto de Medicina Legal de Cádiz, y no ha descartado que el acusado "se hubiera planteado antes hacerlo" -por los hechos-. Así, la fiscal ha asegurado que el acusado "no sufría ninguna enfermedad mental" y ha advertido de que "su problema no era un delirio", sino "que su mujer estaba pensando separarse", tras recordar que esta es la principal causa por la que en 2014 hubo 53 mujeres muertas en España, de las cuales solo 31 presentaron denuncia.

Por su parte, el abogado de la acusación particular que representa al hijo de matrimonio, de 25 años, el letrado Manuel Hortas, se ha dirigido al jurado popular para hacerles llegar "lo que el hijo de Raquel piensa", trasladándoles que el joven "no tiene duda de que el fallecimiento estaba pensado" porque "lo conoce" -por su padre-. De la misma forma, ha afirmado también en su exposición que el acusado "tenía meditado hasta dónde hablar" y "guardar silencio" a la Policía y forenses "para dar la versión que más le favorezca", asegurando que "no tenía la finalidad de suicidarse" cuando tras los hechos se autolesionó con el arma del crimen, incidiendo en que "sabía hasta donde podía llegar".

La acusación particular que representa a los padres de la víctima, ejercida por el letrado Antonio Barrera, ha considerado que el procesado "sabía perfectamente lo que iba a pasar" y a lo largo de la vista "se ha construido la versión que le interesa", situando este suceso en el "caso típico de violencia contra la mujer" porque su marido "pierde su posición económica y social" si se separa de ella. Por ello, ha pedido en nombre de los padres de la víctima que la justicia se aplique "en su máximo rigor", ya que es "el mínimo consuelo" que le queda a su familia y que el procesado "pague por lo que hizo".

Por su parte, el letrado de la defensa, Alfredo Velloso, ha defendido que lo ocurrido responde a un caso de homicidio, asegurando que su cliente actuó "en un momento de rabia y sin control". Así, ha rechazado que lo ocurrido fuera "premeditado", pues el matrimonio "tenía previsto irse de viaje, apuntarse a clases de baile y él le tenía preparada una gargantilla de regalo por su cumpleaños".

Para la defensa, el acusado "perdió los papeles" porque estaba "enamorado de forma enfermiza", pero, en su opinión, no incurrió en un delito de asesinato porque la víctima "pudo defenderse y así lo avalan las dos heridas en la muñeca y en un dedo -las mismas que los forenses achacaron a un acto reflejo de la mujer-, a lo que ha añadido la eximente de "arrepentimiento espontáneo", recordando que tras los hechos llamó al 092 para avisar de que había "matado a su mujer". En su derecho a ejercer la última palabra, el acusado se ha dirigido al tribunal y ha dicho que "siente mucho y de corazón" lo que ha pasado, y ha pedido "perdón" a la "familia" y "amigos" y "a la sociedad en general".

Tras recibir el próximo lunes el objeto del veredicto, los miembros del jurado se retirarán a deliberar.

Cabe recordar que la Fiscalía pide 18 años de cárcel por un presunto delito de asesinato, calificación a la que se suma la acusación popular que ejerce la Junta de Andalucía que también se ha personado en este caso, mientras que las dos acusaciones particulares elevan esta pena a 20 años.

La defensa sostiene que se trata de un delito de homicidio, con las cuatro eximentes completas de arrepentimiento, enajenación mental, arrebato, y reparación del daño, lo que dejarían la pena de prisión en cinco años.

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Jorge Miró

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