En el Hospital de Jerez, se ha vivido uno de esos momentos que emocionan incluso a quienes solo lo ven desde fuera. Pepi, trabajadora del centro y recién jubilada, no esperaba que su despedida se convirtiera en una auténtica celebración cargada de cariño, globos, chocolates y muchas lágrimas contenidas. Lo que parecía un día cualquiera en su trabajo terminó siendo una sorpresa organizada cuidadosamente por sus compañeros y compañeras, que quisieron regalarle un recuerdo que nunca olvidará.
El equipo de Creamos Sonrisas, conocido por recorrer la provincia llevando momentos de alegría y sorpresa, irrumpió en el hospital el pasado jueves con una caja repleta de chocolates, cerveza, globos y una nota de felicitación. Un gesto que simbolizaba, no solo el final de una etapa, sino el reconocimiento a años de dedicación, profesionalidad y, sobre todo, a su calidad humana. “Yo no voy a poder leerlo”, decía Pepi, visiblemente emocionada, mientras se tapaba la cara sin poder contener las lágrimas. “Ya estoy atacada”, añadía entre risas nerviosas y emoción.
Una nueva etapa para Pepi
El mensaje que le habían escrito sus compañeras y compañeros de cocina ha calado en su corazón. “Queremos que sepas que en estos años hemos compartido momentos inolvidables de risa a tu lado. Gracias por ser muy buena compañera”. Un agradecimiento sincero que reflejaba la huella que Pepi ha dejado en todos los que han trabajado a su lado.
También quisieron desearle lo mejor en esta nueva etapa que comienza tras su jubilación. “Queremos que en tu nueva etapa seas muy feliz y estés llena de nuevas aventuras”, decía la dedicatoria. Tras leer esas palabras, los aplausos llenaron la sala y el ambiente se cargó de emoción. Pepi, entre sonrisas, manifestó su amor. “Os quiero mucho a todas”, dijo llena de alegría. Un gesto que demuestra que, más allá del trabajo, lo que realmente importa son las personas.


