Última noche de cuartos, donde ninguna agrupación despunta. Remolino, Selu y el coro de Procopio y Chapa, destacan en una sesión marcada por la homogeneidad. 

El público se ha acomodado, tanto en butacas granas como en tresillos de salón. La gente se ha cansado de pensar, que ya bastante lo hace cada día -o no- viendo el telediario. El aficionado al concurso se ha malacostumbrado y ya no quieren ser ellos quienes digieran los repertorios. Prefieren que alguien se los dé ya masticados. Sólo buscan que les hagan reír, evadirse, desconectar de la realidad. Tal vez sea ese el motivo de que algunas ideas no cuajen del todo. Puede que no recuerden -o ni siquiera sean conscientes- de la gran loza que puso sobre la fiesta la censura. Quizás ya se han olvidado de que todo esto empezó algún día precisamente como juicio y análisis de aquello que acaecía. Esta forma de ver el carnaval es la que ha invadido el teatro. El entretenimiento en detrimento de la crítica. 

Las mil y una historias es uno de esos coros que son agradables de escuchar, sin estridencias pero con potencia en sus voces. Primer tango en defensa de la democracia y la libertad de expresión. “Porque aquí nos sobra el arte que hace tan grande a los carnavales”. La segunda letra crítica el patriotismo que sólo se manifiesta por la unidad de la nación, mientras que nadie se tira a la calle de la misma forma para protestar por las pensiones, la sanidad o la educación. Buen tango, se agradece una letra en esta línea y más viniendo de un coro, modalidad que no acostumbra a ir contra los intereses de la derecha. Algunas novedades en el popurrí, introduciendo entre las historias a Sherlock Holmes y modificando la de Hércules. Un coro que progresa a pasos agigantados y que, de seguir así, pronto podremos verlo entre los mejores. Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos. Este grupo suena muy bien, las voces están metidas en una proporción adecuada y suben sólo cuando tienen que hacerlo, sin estridencias. Es una suerte que grupos jóvenes, como este o el de Fran Quintana, no hayan copiado las formas de algunos grupos de renombre que destacan precisamente por abusar de octavillas y contraltos. Primera letra para la rivalidad entre Cádiz y Sevilla, escrita desde la conciliación. Correcta. La segunda la dedican al Puerta del Mar, reconociendo su trayectoria de 40 años a pesar de los recortes y las dificultades. Bien elaborado y bien rematado con crítica a la Junta y al Gobierno. Tampoco estuvieron nada mal los cuplés. Esta comparsa va por muy buen camino, a pesar del teatrillo omisible entre copla y copla.

Este año la chirigota de Selu más que hacernos reír, nos hace reflexionar. Trata temas comprometidos desde la ironía más pura de su estilo, haciendo una gran crítica. Este estilo es una genialidad, pero quizás el público del concurso no esté preparado para dar un salto adelante tan grande de golpe. El público, en su mayoría, reclama unas letras más sencillas, que le hagan reír, no pensar. Y Selu está haciendo una metáfora ironizada de la realidad, algo que puede volver a jugar en su contra. Primera letra para el espionaje gubernamental. “Cómo vamos a hacer nosotros un ciber-ataque si no sabemos ni encender el ordenador”. Pullita para Rajoy en el remate con la trama Gürtel. El segundo pasodoble para la libertad de expresión: “Todos los periódicos deben ser siempre protegidos, porque si no tenemos periódicos a ver qué vamos a usar cuando no tengamos papel del váter”. No nos damos por aludidos. Ventajas de no salir en papel. En los cuplés Selu siempre flojea, así que sin novedades. Vienen más tranquilos estos campaneros y la interpretación en la presentación es mucho mejor. En el primer pasodoble una mujer pide perdón a su vecina por el jaleo que forman sus hijos en casa. La vecina, una anciana que vive sola, le dice que no se preocupe porque el ruido que hacen es música para sus oídos. En la segunda letra defienden la libertad de las mujeres a amamantar a sus hijos donde quieran. Teniendo en cuenta que es en esta fase cuando se empieza a puntuar, no parece una buena elección de letras. Cuplés simpaticones para ser de comparsa.

¡Qué caló! Todavía en su segunda aparición sigue llamando la atención ver un tipo del Canijo sin foam. Si cierras los ojos, hasta puede llegar a parecer una comparsa de Bienvenido. Salvando las distancias, claro está. En el primer pasodoble una madre le recrimina a su hijo que cuando va a verla siempre está con el móvil, y le dice que algún día, cuando ella falte, será él quien se quede hablando solo. En el segundo personifican al Teatro Pemán en un viejecito, tan callado y tan muerto. Los cuplés no estuvieron malotes. Tras el pase de hoy se confirma que Tiempos modernos ha llegado, precisamente, para modernizar la modalidad. Al coro le sobraban piropos para las gaditanas bonitas y galanas de la nación y le faltaban letras comprometidas. El primer tango es un precioso piropo a Cádiz, empleando la concatenación. Dentro de cada parte de Cádiz hay algo, que a su vez contiene algo en su interior. El segundo puede ser, a título personal, uno de los mejores tangos cantados sobre las tablas este año. Arremete contra esa España vieja y rancia, de desfiles, banderas, uniformes, sotanas, reyes, legión y olor a cabra. “Si ese es mi país yo reniego de él, que esa gente a mí no me representa, mi país es otro con más futuro y con más decencia. Yo miro a esa España con esta mezcla de asco y vergüenza. Y es que es pa pedirle la independencia”. Chapó. Las cenizas de Teófila terminan en la garganta de una sardina en el primer cuplé. Esa sardina acaba en una lata asustando a un gato en el segundo. La interpretación mejora con respecto al primer pase. Gran despegue.

Los Zincalé ponen mucha fuerza en la interpretación del repertorio, que mejora desde preliminares. Dedican el primer pasodoble a las enfermedades raras. Dicen que si los políticos devolvieran un poquito de lo que han robado, muchos enfermos se habrían curado. En la segunda letra narran cómo se le repite a los niños el no desde pequeños para que moderen sus comportamientos, con un giro final hacia la violencia machista, donde el no significa lo mismo y parece que algunos siguen sin enterarse. Original desarrollo el de esta letra. Cuplés de comparsa. Así, como término y unidad de medida. Las pinchapelotas tienen, posiblemente, uno de los pasodobles más señeros de todo el concurso. La primera letra puede que sea, hasta donde me alcanza la memoria, la primera letra positiva para el Museo del Carnaval, en su nuevo proyecto en el Palacio de Recaño. La segunda letra es para su vecina Marilola, una anciana a la que se le cae la casa encima en su silla de ruedas, con pullita final para el Ayuntamiento y la Junta que no pone soluciones a la situación de las viviendas. Simpaticona, que no reseñable, tanda de cuplés. Se quedan fuera de semifinales, pero les sobra arte y suena a Cádiz y a Viña más que otras muchas que sí que estarán dentro.Los incontrolables le cantan a los jóvenes, para que no descuiden a sus padres antes de que sea demasiado tarde. Alegría. Destaca el segundo pasodoble, mucho más poético en su desarrollo donde hablan de los colores que tienen los distintos corazones; finalmente dicen que el más bello y el de más valía es el que se dona y salva una vida. Arderán en la calle.

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Estefanía Escoriza

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