pepelu_india_embera
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El jerezano José Luis Sánchez, Pepelu, dejó su puesto como asesor de Alcaldía en 2009 para embarcarse en una aventura que le ha llevado a casi sesenta países y a conocer diferentes culturas, gentes y formas de vida.

Ha hecho lo que muchos han pensado hacer en su vida y nunca se han atrevido o no han podido. José Luis Sánchez Sánchez, Pepelu para sus amigos y conocidos, tenía un trabajo estable y un sueldo interesante allá por 2009, cuando le comunicó a la por entonces alcaldesa de Jerez, Pilar Sánchez, que dejaba su puesto de asesor para embarcarse en un viaje alrededor del mundo que ya barruntaba que sería largo. Él siempre tuvo espíritu aventurero, era su sueño y nadie ni nada se lo iba a quitar de la mente. Ahora puede presumir de haberse bañado en todos los mares y de haber recorrido cerca de 60 países de cuatro continentes, pero lo que es más importante para él: haber conocido en profundidad diferentes culturas, de haber convivido con indígenas en plena selva y de haber aprendido muchísimo más de la vida.

A Pepelu le contemplan 48 años, pero aparenta muchos menos. Él, que se crió en Icovesa, ahora tiene una mezcla de acentos. Expresiones jerezanas y mexicanas se mezclan con naturalidad a lo largo de la hora de charla con lavozdelsur.es. Pero para hablar de su aventura, primero hay que conocer que a principios del nuevo siglo estaba ligado al sector turístico, promocionando Jerez y Andalucía por España y el extranjero. Fue gerente de la Jerez Convention Bureau, director de operaciones en Alfonso Catering… En el año 2000 monta su propia consultoría y en 2003 coordina a 37 federaciones en el Mundial de Vela Olímpica celebrado en Cádiz. Con el PSOE en la oposición en el Ayuntamiento de Jerez, Pilar Sánchez le encarga un plan estratégico de la ciudad a diez años vista. Le gusta tanto lo que le lee que no duda en pedirle que forme parte de la campaña del PSOE para las elecciones municipales de 2003. Aquellas las ganaría la propia Sánchez, si bien el pacto entre Pelayo y Pacheco no le permitió hacerse con el bastón de la ciudad hasta 2005. Ya con ella al frente del gobierno municipal, Pepelu se convierte en asesor, coordina la comunicación del Ayuntamiento y trabaja por su modernización en los primeros tiempos de la llamada administración 2.0. Pero a finales de 2009 se da cuenta de que no quiere “un puesto perpetuo”. Tiene entre ceja y ceja la idea de dar la vuelta al mundo y se lo comunica a la alcaldesa que, sorprendida, no tiene más remedio que aceptar su marcha. “Por mi profesión ya sabía lo que era viajar, pero quería vivirlo, mezclarme con las diferentes culturas. No quería viajar ni como turista ni por motivos de trabajo”.

“Cuando viajas con una mochila te das cuenta de que en la vida cotidiana te sobra la mitad de la mitad”

Con una mochila y 600 euros en la cartera, fija como primer destino México. Atrás deja a dos hijos, por entonces de siete y catorce años, para embarcarse en un velero junto a unos pocos compañeros. Quería sentir el viaje desde el primer minuto, y qué mejor que conviviendo en un espacio reducido, con la inmensidad del Atlántico rodeándolo todo. Aunque el barco tiene 20 metros de eslora, al final la mayor parte del tiempo lo pasa en apenas cinco metros cuadrados. “Es en esas situaciones cuando de verdad conoces la esencia de las personas y te das cuenta de lo pequeño que eres en medio del mar. Sientes el miedo a olas enormes, a las tormentas… La mar pone a prueba tu humildad, las carencias y las situaciones extremas se magnifican. Al fin y al cabo, el agua es el medio menos dominado por el hombre”.

En todos estos años, el jerezano ha vivido en la selva, en desiertos, ha vivido conflictos bélicos, ha dormido en la calle… “Domestiqué mi cuerpo dos años antes de partir. Dormía en el suelo, comía cuando ya veía que lo necesitaba de verdad… La fortaleza mental es fundamental, porque es en estas situaciones cuando te pones verdaderamente a prueba”. En sus viajes no ha existido la planificación. Viaja con poco peso porque “cuando vas con una mochila te das cuenta de que en la vida cotidiana te sobra la mitad de la mitad”. En el camino tiene también que generar su propio dinero, por lo que se abre campo en el mundo de las terapias “naturales y ancestrales, tradiciones antiguas embonadas en simbiosis con la madre naturaleza”. Esto le ha hecho darse cuenta de que “Europa le ha dado de lado a lo indígena, lo ha metido en museos, no se da cuenta de que se ha quedado detenida”. Por eso, esta crisis que ahora estamos pasando no la considera económica, sino ‘egonómica’, del ego. “Los modelos están caducos. El ser humano dejó de ser humano, y hasta que no recupere su parte animal esto no tendrá fin”.Los años de viajes y de contacto con diferentes culturas le han hecho abrir los ojos y la mente. Para él, el llamado primer mundo está falto de valores. “La gente se ha dejado adoctrinar. Aceptó la autoridad como verdad en lugar de la verdad como autoridad. La gente no sabe ni quién es y hasta que esto no cambie, seguiremos detenidos”. Critica también el modelo educativo español, él, que ha conocido Sillicon Valley, en California, hogar de muchas de las mayores corporaciones del mundo y de otras tantas en formación. “Allí los niños aprenden en su casa y solo van a la escuela cuando tienen dudas, van a resolverlas con sus maestros. Allí se premia el talento. El problema de nuestro sistema educativo es que es prusiano, del siglo XVIII. El sistema está caduco. El futuro está en los jóvenes y en una educación completamente diferente”. Pepelu también tiene claro que Apple nunca habría nacido en España, “porque aquí una empresa no puede hacerse en un garaje. En Sillicon Valley el fracaso se premia, aquí sirve para hacer leña para un buen fuego”.

"Apple nunca habría nacido en España, aquí una empresa no puede hacerse en un garaje"

Después de tantos kilómetros recorridos, tantos sellos en su pasaporte y tantas personas conocidas, Pepelu afirma que casi no sabe con quién o qué quedarse de su aventura porque “llega un momento en el que no sacas un ranking, te das cuenta de que no hay nadie que sobresalga”. Sin embargo, medita un momento sobre esto y realiza una sorprendente afirmación. “Me quedo con los animales y árboles que vi cuando vivía en la selva”. Pero le pedimos que concrete más. Así que afirma que el país que más le ha cautivado ha sido Costa Rica. Y da sus motivos: “El 28 por ciento de su superficie es selva; el ejército está abolido desde finales del siglo XIX; el gobierno va a implantar la meditación y el yoga en todo el sistema educativo; allí las carreteras son casi todas de tierra. Solo hay dos autopistas. La gente allí no tiene prisa, no está en el paso, sino en la meta. Pura vida”. En el lado contrario, sitúa a Estados Unidos como el país con una sociedad más artificial, salvo algunos estados, como California. “Un mexicano me dijo una vez que los estadounidenses son la única civilización que no ha pasado por la cultura. Y es verdad, hay un porcentaje altísimo de analfabetismo. Del viejo continente se queda con Berlín, capital de Alemania “y algún día de Europa. Allí está lo bohemio, la vanguardia, la transgresión, la memoria de Europa…”.

Pero el viaje de Pepelu aún no ha acabado. Todavía le queda por conocer la parte más oriental de Asia, Oceanía y buena parte de Sudamérica como Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Hasta que vuelva a partir, ahora está enfrascado en un proyecto que le ilusiona, el de introducir en el sistema judicial español el mian xang, o lenguaje del rostro, del que se ha especializado durante su aventura. Una herramienta que serviría a jueces, fiscales y abogados para conocer nuevas pistas de personas encausadas a través de sus expresiones faciales.

Antes de finalizar, le preguntamos cómo han llevado sus hijos el haber estado tanto tiempo separados de su padre. “Bien, hemos estado en contacto gracias a la tecnología. De todas maneras, yo tengo clara una cosa. Todo lo que está unido puede permanecer separado, pero lo que no está unido, tiene que permanecer junto”. Genio y figura. 

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Jorge Miró

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