Los residentes en la barriada de la zona Oeste soportan un importante deterioro urbanístico.
"Mi hijo Pedro se hizo una brecha ahí con tres añitos", comenta Lorenzo Martínez mientras le da un sorbo a una lata de cerveza. "Estaba jugando al fútbol con los chiquillos y se cayó en medio de la plazoleta", continúa. Arquea las cejas en dirección a la plaza Venus del barrio de San Ginés, que lleva cerca de 18 años vallada por riesgo a que el suelo se derrumbe por el garaje subterráneo que hay justo debajo. "Antes no había barandilla", recuerda como si el accidente fuese reciente. Hoy su hijo Pedro tiene 27 años y reside en Mallorca. "Se ha ido por trabajo porque aquí no hay nada. Y gracias a Dios allí ya está trabajando en un restaurante. Pero como mi hijo hay 500". Lorenzo se queda corto. "Y a los demás nos van a echar", murmura otro vecino de la barriada.
Los bloques de San Ginés de la Jara, según cuenta una de las primeras residentes, se erigieron en la década de los 70 para dar un hogar a los trabajadores de las bodegas. Un comienzo similar a otras míticas barriadas de Jerez como La Vid, Eduardo Delage o La Alegría. 47 años después, los 1.237 habitantes que viven en los 23 bloques de este barrio del Distrito Oeste, denuncian el empobrecimiento y la dejadez del mismo por parte de las administraciones públicas y de sus propios residentes. Una vecina arroja un barreño cargado de agua a través de su ventana. Al mediodía el sol cuece y al poco tiempo se evapora. Se dispone a preparar el almuerzo y mientras pela varios dientes de ajo y una cebolla en el fregadero cuenta que vive aquí desde sus inicios. Consiguió la vivienda, como los demás, gracias al oficio de su marido, que era viticultor en una viña de González Byass.
Tomás entra en la panadería de Mariela Soliz y Raúl Martínez, y se saludan con una sonrisa. "Tú hoy vas más lenta de lo normal, ¿no?", ríe Tomás dirigiéndose a Mariela. "Como que estoy mala", le contesta. "¡Ya te veía yo rara! ¿Qué te pasa?...". La convivencia entre los vecinos persiste, pero poco a poco esta conexión entre ellos se va perdiendo. "A mí el barrio me gustaba más antes. La gente se comunicaba más. Hay quien ya no te da ni los buenos días", comenta. "Ahora cada uno va a lo suyo, no hay compañerismo. Pero el barrio tampoco acompaña: esta plazoleta no tiene ningún banco para que las personas se bajen a tomar el fresquito en verano", añade. San Ginés ha sufrido cambios desde que sus bloques abrieran sus puertas en la década de los 70. Las plazas Neptuno, Mercurio o Urano tenían unos jardines más grandes, "pero tuvimos que poner lozas porque no había un mantenimiento", incide la esposa de un ex capataz de embotellado. No obstante, hay símbolos e infraestructuras que se mantienen intactas.
El barrio de San Ginés de la Jara es famoso en la ciudad por lo deteriorada que se encuentra una de sus plazoletas, la plaza Venus. Y es que el garaje subterráneo que se sitúa justo debajo de esta, no se ha usado desde 1970. "No lo utilizan porque no tiene suficientes plazas para los vecinos, hay 48 domicilios y 35 sitios", informa una vecina que pasea por la zona. "Existe un peligro de derrumbe porque la estructura del parking tiene hormigonosis, entre otras cosas. No le han dado un mantenimiento", agrega. Los vecinos, que en primera instancia eran propietarios del garaje, decidieron cedérselo al Ayuntamiento de Jerez en 2013 para que acometiera las obras necesarias. "Pero hubo un cambio de gobierno y ahora el PSOE se lava las manos", sostiene la vecina. "Esto lleva así años. Los vecinos dicen que siempre ocurre lo mismo: van a quejarse al Ayuntamiento, la alcaldesa hace una visita y muestras los bocetos para las reformas. Pero aquí no viene nadie con un casco a arreglar la plaza", señala el propietario de un negocio cercano.