La hermandad de Jerez prepara el regreso a Jerez, que iniciará mañana sobre las nueve horas. Dirá adiós a una romería que en su momento culmen, la procesión de la Virgen, se ha visto truncada por la rotura del paso, que por cierto es nuevo. Los jerezanos, del mismo modo que miles de rocieros que esperaban la visita de la Virgen a su casa o a su simpecado, se quedaron con las ganas por la interrupción de la procesión pasadas las seis de la mañana.
“Asi lo ha querido la Virgen y lo hemos disfrutado de otra forma; más aún si cabe. Es lo mismo, encontrarnos con la Virgen en la calle o en la ermita”, cuenta el hermano mayor de Jerez, Joaquín Vallejo. En declaraciones a este medio, esta misma tarde del lunes, el hermano mayor no se lamentó de las horas que tuvo que aguardar para entrar en la ermita en la preceptiva visita que se ordenó a las hermandades filiales, que sustituía la llegada del paso. Para lo bueno y para lo malo que suceda en el Rocío, siempre se encuentra el amparo y aliento de la devoción a la Virgen.
“La cola mereció la pena porque a las doce en punto hemos entrando y por lo tanto, rezado el Angelus además de la Salve”, acentuó Vallejo, que destacó la presencia del obispo Rico Pavés acompañándolos en ese momento para la historia rociera. “Los hermanos han ido con alegría a la ermita a ver a la Virgen pese a las circunstancias; se les veía un gran gozo por ver a la Señora, tanto fue así que el santuario no fue capaz de acoger a los muchos centenares de jerezanos que nos acompañaron”.
Vallejo dejó claro que la excepción de hoy “no altera los planes de la vuelta; esta noche a las diez rezamos el rosario en la casa de la hermandad y mañana a las nueve empezaremos el camino de vuelta”. Ese regreso será mucho más tranquilo en cuanto a gente, dado que la mayoría de los de la ida no hacen la vuelta por lo que la caravana, excepto los carros, disminuye sensiblemente en la tracción mecánica.
Junto a las hermandades de Chiclana, Cádiz y San Fernando, se rezará el Angelus en el pilón, lugar donde abrevan caballos y mulos. Después se seguirá el recorrido de costumbre hasta llegar al Corral de Félix para la dormida. Lo único que teme el hermano mayor es el calor que se anuncia para los próximos días y que pillará a la hermandad en pleno Doñana.
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