Una mujer de Jerez ha querido contar públicamente la experiencia que ha vivido en el Hospital de la ciudad, donde fue sometida a una intervención quirúrgica ginecológica que tuvo que ser suspendida en pleno procedimiento por complicaciones relacionadas con la planificación y "la falta de medios".
La paciente, identificada como Elena, llevaba meses con sangrados continuos, inicialmente diagnosticados como “normales” dentro de una posible menopausia precoz. Sin embargo, en una revisión ginecológica posterior se le detectó una lesión compatible con un pólipo en el útero, lo que llevó a programar una cirugía con anestesia local.
Durante la operación, los especialistas no lograron acceder a la lesión debido a su compleja localización. La anestesia no fue suficiente y Elena comenzó a sentir un dolor insoportable, llegando a vomitar dentro del quirófano. “Me encontraba tan mal”, recuerda, explicando que su hermana le sugirió poner una reclamación en el SAS ese mismo día, pero no tuvo fuerzas para hacerlo.
Los médicos le colocaron una vía para frenar los vómitos y una empapadera, aunque ella seguía con arcadas constantes mientras permanecía atada a la camilla. El sufrimiento físico que describe la paciente derivó "en una crisis de ansiedad" y en "una caída de la saturación de oxígeno", lo que obligó a suspender la intervención sin llegar siquiera a practicar una biopsia. Esto le ha generado aún más preocupación, ya que "la lesión no ha sido estudiada en profundidad".
Ese mismo día se solicitaron nuevas pruebas y se programó otra cirugía bajo anestesia epidural. En las analíticas posteriores se le detectó anemia, con síncopes, cansancio extremo y un deterioro de su estado general. A pesar de los resultados preocupantes de la citología, aún no ha recibido cita con anestesia para completar la operación.
La mujer subraya la buena atención del equipo de enfermería, que "pese a la sobrecarga laboral" se mantuvo pendiente de su evolución. Sin embargo, denuncia la "descoordinación y la falta de recursos" que han derivado en “sufrimiento innecesario”.
“Es indignante que se siga asumiendo que las mujeres debemos soportar dolores insoportables en diagnósticos e intervenciones, como si fuese parte de nuestra condición”, critica Elena, que vive ahora con el temor a nuevos síncopes y con un deterioro evidente de su calidad de vida.
Además, relata que en uno de esos episodios llegó a contactar con el 061, describiendo que sufría mareo, bajada de tensión, sudoración fría y abundante, incapacidad de ponerse en pie sin perder el conocimiento, vómitos con sangre... La respuesta, señala Elena, fue que no enviarían ayuda por “no tener medios suficientes”, y que acudiera por sus propios medios, pero no fue posible porque no se vio con fuerzas para llegar al coche.
La respuesta del SAS
Todas las intervenciones programadas se hacen con anestesia local. Por lo general, "las pacientes aguantan bien y se hacen sin problema de esa forma", por lo que "no es que no se les ponga anestesia insuficiente para el proceso".
El proceso se va a acabar haciendo con "anestesia general, tal y como le dijeron" en el centro.
Respecto a la asistencia reclamada al 061, "la central evalúa cada llamada para determinar la gravedad y decidir si es necesario enviar una ambulancia o si es más adecuado un consejo telefónico o la indicación de dirigirse a un centro médico. En caso de que sea necesario, se activa el recurso, y en caso de que el primero no esté disponible por estar ocupado en una emergencia, se moviliza al más cercano que esté disponible para atender al paciente, en caso de que la situación lo requiere".
