Antonio y Patricia son ahora los gerentes de la popular cafetería y churrería Doña Blanca de Jerez. Tras cuatro meses de cierre del establecimiento, por cuestiones administrativas, cambios en la gestión y alguna obra en su interior, hace dos días que reinició su actividad.
Y lo ha hecho con el éxito de costumbre y con la satisfacción de comerciantes, vecinos y clientes habituales, dado que esa esquina de Doña Blanca con Evora ha vuelto a la “vida”.

“La calle Doña Blanca, desde la pandemia a ahora, al igual que toda la hostelería del centro, está muy viva, en un momento álgido, muy bonito y va muy bien”, subraya el gerente al analizar la presencia de público y el ambiente en esa zona, que, desde su punto de vista, “está como siempre, mejor que nunca”. Así lo han podido experimentar con éxito en los dos días que llevan reabiertos.
“Éramos camareros, lo seguimos siendo y ahora además gerentes”, razona el ahora empresario junto a su compañera Patricia. “Siempre hay margen para mejorar, pero el chocolate con churros para el desayuno y la merienda jamás se perderá”, sentencia. Y añade que ahora “estamos probando, por ejemplo, con muchos tipos de panes y productos para untar”.


