El candidato del PP para las generales pasa unas horas en la ciudad, en una fábrica de embutidos y en el mercado de abastos, donde lo vitorean "seguidores" de su partido y lo abuchean algunos ciudadanos.
¿Para qué viene Mariano Rajoy a Jerez? ¿Para dar un mitin? ¿Para darse un baño de masas? Para todo eso y para nada a la vez. En su fugaz paso por la quinta ciudad de Andalucía, la tercera del país en tasa de paro y en la que más de 12.000 personas dependen de Cáritas, el presidente del Gobierno –en funciones– pasa unas horas rodeado de los suyos, blindado de las posibles preguntas indiscretas de los periodistas y con un “paseo” por el centro de la ciudad que es de todo menos casual y espontáneo.
Por partes. La prensa acreditada para la visita de Rajoy a la fábrica de embutidos Montesierra, lejos del casco urbano, espera paciente durante más de cuarenta minutos que el presidente –en funciones– realice un tour por las instalaciones, donde le explican el funcionamiento de la empresa. Lo acompañan compañeros de partido, personal de la compañía y fotógrafos. Los redactores tienen que esperar en el patio a que termine la visita por las instalaciones, donde esta misma mañana han tenido que retirar una buena cantidad de chorizos —es verídica la historia— para que pudiera pasar la comitiva.
Cuando sale, los plumillas se trasladan al parking frontal del recinto, donde hay preparado un atril, varios focos y altavoces. Tras la foto de rigor con los trabajadores de Montesierra, Rajoy se va hacia el atril, suelta su discurso y se retira. Nada de preguntas. Esta vez no hay plasma, ni falta que hace. Estando en una fábrica de embutidos, cómo no, no para hacer guiños a la industria agroalimentaria, que tiene “un gran futuro por delante”, según el presidente del PP, que dice que es “decisivo en la recuperación”.
También, claro, tiene que hablar de empleo. ¿Cómo no hacerlo en la provincia con mayor tasa de paro de Europa? Y habla de crisis en pasado. Ya ni se anuncian brotes verdes, directamente la recesión económica ha pasado a mejor vida. “Hemos tenido seis años seguidos de destrucción de trabajo, pero hemos visto la luz”, asegura sin despeinarse. Y como estamos en puertas de comenzar una nueva campaña electoral, promete crear empleo. Concretamente dos millones la próxima legislatura, 500.000 por año. “Vamos en buena dirección, estamos en buen camino”, repite como un mantra. Y una nueva promesa, o “un gran reto”, como lo define él mismo, acabar la conexión ferroviaria Algeciras-Bobadilla y también anuncia bonificaciones en la Seguridad Social para emprendedores y para empresas que hagan contratos indefinidos.
Rajoy no va solo. En su paseo lo acompañan cargos locales y provinciales del partido. Desde el histórico Aurelio Romero hasta las candidatas al Congreso, Teófila Martínez y María José García-Pelayo, pasando por Antonio Saldaña, Juan Manuel Moreno Bonilla, Javier Durá y también el subdelegado y el delegado del Gobierno en Andalucía, Javier de Torre y Antonio Sanz, respectivamente. Nadie quiere perderse la foto.
Luego va rumbo al mercado de abastos, donde tiene previsto realizar un paseo por las instalaciones y visitar varios puestos, acordados previamente por el PP local. Pero no es así. Hay cambio de planes a última hora. El trayecto entre la plaza Romero Martínez, donde está el Villamarta, hasta plaza Esteve, lo hace rodeado de “seguidores”, perfectamente organizados por el partido en Jerez. Así, entre gritos de “presidente, presidente” y vítores, no para de hacerse fotos y de forzar la sonrisa para salir bien en las que luego su equipo de comunicación va colgando en redes sociales.
Fuera de la burbuja los “cánticos” no son tan agradables. “Sinvergüenza”, “embustero”, “fuera”, “Mariano trabaja para el pueblo, picha”, se escucha en los alrededores de la comitiva que escolta numeroso personal de seguridad y en el centro de la cual va un Rajoy con cara de circunstancias. “Éste va por picotas a la Plaza”, dice un joven con guasa. “Cuidado con las carteras”, espeta otro con más todavía. También, claro, se escuchan buenas palabras para el presidente –en funciones–: “Es una persona recta, seria, honrada y formal, se puede confiar en él”, dice una señora, ante lo que asiente una amiga que la escucha.
Hasta hay quien se encara con los que le dedican algún improperio al candidato del PP a las generales del próximo 26 de junio. “¡Fuera!”, espeta una señora a voz en grito. “¡Fuera tú!”, dice otra que escucha la escena y no tarda en responder. “Los que dicen Rajoy presidente están más esmayaos que nosotros…”, suelta una vendedora de la zona. Tras andar con dificultad por Doña Blanca, dirigen al candidato al coche oficial que lo espera en Esteve. Fin de la visita con palmas por bulerías.
¿Y los comerciantes qué dicen? Miguel y Antonio lo esperaban. Les dijeron esta mañana que iba a pararse en sus puestos. “Quería desearle suerte y si él quiere, ¿por qué no invitarlo?”, dicen. Otros son más críticos: “¿Qué le voy a decir? ¿Que ha incumplido lo que prometió? ¿Que ha estado cuatro años engañando?”, apunta uno en tono sarcástico, que cree que el 26J ganará “el Madrid lo más seguro”. Buen humor no falta. “¡Ayuda al autónomo, hombre! Ningún trabajador debería votarlo…”, le dicen desde un puesto de churros cercano, aunque seguramente no lo escuchara. Estaba protegido dentro de la burbuja.
De Jerez a Ceuta, donde tiene previsto otro acto. Pero no podía irse sin soltar alguna frase fruto de su magnífica verborrea: “Hay futuro si hacemos las cosas bien. Las cosas los españoles sabemos hacerlas bien”.
Comentarios