Aunque nació en la localidad gaditana de Prado del Rey, se trasladó con su familia hasta la barriada rural de Mesas de Santa Rosa cuando tenía apenas diez años. Ahora tiene 74 y ahí sigue. “Si tenemos de todo y se vive bien, ¿dónde mejor que aquí?”, dice Rafael Gómez, quien el pasado 30 de junio se despidió del cargo que ha ostentado los últimos 25 años: delegado de Alcaldía, el alcalde de un núcleo rural de Jerez donde viven menos de 300 personas, sus vecinos de toda la vida.
En la entrada a la barriada, un monolito recuerda el año de construcción de las primeras viviendas, 1956, cuando trabajadores de cortijos de la zona, como El Nazareno o La Norieta, se asentaron en lo que hoy es Mesas de Santa Rosa, una de las 15 barriadas rurales que tiene Jerez, ésta de las más cercanas, a apenas dos kilómetros del Parque Empresarial, al que se accede por un puente que sobrevuela la autovía A-4.
En una de las calles principales de la barriada, llamada Diego Medina en honor a un vecino, se encuentra el centro de barrio, donde hay unas cuantas sillas, mesas, y fotos con escudos de la barriada rural, de Jerez, además de fotos históricas, como la inauguración del monolito que hay a la entrada de Mesas de Santa Rosa, con Rafael y varios vecinos acompañando a la entonces alcaldesa Pilar Sánchez, mientras corta una cinta.
En 1996, Rafael Gómez pertenecía a la asociación de vecinos de la barriada, en cuya fundación estuvo presente, en los años 80 del siglo pasado. El anterior delegado de Alcaldía fue su hermano, que falleció, y en su lugar entró otro vecino, hasta que en las siguientes elecciones rurales se presentó como candidato, siempre al margen de partidos. “Me presenté con la idea de sacar lo mejor para mi barrio y en estos 25 años me he partido el pecho”, cuenta Gómez cuando lavozdelsur.es lo entrevista. “Gracias a que he estado moviéndome, hoy tenemos de todo”, señala.
Cuando Rafael fue elegido como delegado de Alcaldía de Mesas de Santa Rosa la barriada no tenía ni alcantarillado. “Mi hermano metió el agua, y cuando yo entré se asfaltaron las calles, se terminó el alcantarillado y alumbrado público”, recuerda. No llegaba ni el teléfono. Gracias a un vecino que trabajaba en Telefónica alcanzaron un acuerdo con la compañía: ella les daba cobertura telefónica y la barriada los incluía en el callejero. Por eso hay vías que se llaman Sobremesa o Estilo, en honor a ese acuerdo. “La cuestión es buscar la fórmula”, dice Gómez.
“Hoy tenemos todos los servicios, antes no teníamos nada”, dice orgulloso el delegado de Alcaldía saliente. En estos 25 años, teléfono, internet, saneamiento y mejores accesos han sido algunos de los logros más destacados. “Los vecinos te piden a ti, pero tú te tienes que mover”, cuenta Rafael. “Nunca he tenido queja de ninguno de los que han mandado”, señala, en referencia a los alcaldes y alcaldesas de Jerez y a los dirigentes de otras Administraciones. “Siempre me he presentado como independiente y he pedido lo que necesitaba mi barriada. Poco a poco han ido viniendo las cosas”.
Aunque también tiene espinitas clavadas, como el asfaltado del Camino del Mural, que conecta Mesas de Santa Rosa con la N-IV. “El proyecto se aprobó en 2005, en unos Presupuestos participativos, pero me he ido sin conseguirlo”, lamenta Rafael Gómez. Y una mejor conexión en transporte urbano, mediante autobuses, también es otra de las reivindicaciones históricas. “Hay que hacer mucho ruido para conseguir algo”.
E incluso, una vez conseguido, reclamar que se ejecute bien. “Cuando se hizo el puente sobre la autovía tuve que ir a Obras Públicas, porque lo hicieron sin acera”, rememora. “El proyecto no incluía un paso peatonal. Eso suponía un peligro horrible, no se podía pasar”, dice el recién jubilado alcalde de Mesas de Santa Rosa. “Si se inaugura, cortamos la carretera, dije al jefe de obra. Y lo arreglaron”.
Rafael, que estuvo 40 años trabajando en Dragados y Construcciones, como encargado general, cuenta con orgullo que "jamás" cobró por ser delegado de Alcaldía. "Hoy ya cobran, yo ni un duro", insiste. Hasta estando trabajando en provincias como Málaga se ha desplazado hasta Jerez para asistir a reuniones y volver de nuevo ese mismo día. "Mi empresa me daba esa facilidad, pero es que si no venía no me enteraba de lo que se hablaba y si se atendían nuestras peticiones", explica.
"Cuando Jerez ha ido prosperando por día, a Mesas de Santa Rosa han llegado las cosas a fuerza de machacar, y a cuentagotas", dice Gómez, quien considera que representando a un núcleo rural "hay que pelear más" para conseguir arreglos o servicios. Unas mejoras que han conseguido a base de luchas y de implicación que, con el paso de los años, se ha diluido. "Antes si había un camino o una calle mal, nos reuníamos y extendíamos escombros. La gente se volcaba. Hoy en día no vienen ni para una fiesta", lamenta.
El pasado 30 de junio, Rafael dejó el cargo. En las elecciones rurales celebradas en mayo, los vecinos y vecinas de Mesas de Santa Rosa eligieron a José Manuel Vega como su nuevo delegado de Alcaldía. Vega, que es sobrino de Gómez, se presentó como independiente y será el representante de la barriada los próximos cuatro años. "Estoy ayudando a mi sobrino, pero ya no estoy como antes, trabajando de noche y 24 horas pendiente", dice Rafael, quien ya disfruta de su merecido descanso.
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