El primer miércoles de cada mes, como este 5 de febrero -un día, de una semana, de un mes cualquiera-, se celebraba una eucaristía especial de culto a algunas imágenes. El mayor trajín se trasladó a una de las alas del convento. Así, el retablo del Rosario de los Montañeses, quedó más oscuro. Desguarecido. Se encuntra junto a la puerta del convento que da hacia el Palacio Domecq, junto a la casa de hermandad de la Oración en el Huerto. Por allí, alrededor de las 20 horas, o de las 20.30 horas, o de las 21.30 horas de un miércoles de lo más normal en un mes de lo más normal, alguien cruzaba la plaza con una talla de medio metro de Pío V. Y pudo ser peor.
El prior de Santo Domingo, junto al retablo donde se produjo el hurto. FOTO: MANU GARCÍA "Intentaron llevarse un santo Tomás, porque la imagen del retablo estaba movida". Lo cuenta el prior, Juan Carlos González. Lo tiene asumido, horas después del susto de la mañana de este jueves seis de febrero de lo más normal que dejó de serlo. "Un hermano vino a preguntar si yo había cogido a San Pío, ¿yo, para qué?. Sin embargo, santo Tomás tampoco está. Lo han guardado. Las cosas van a cambiar en materia de seguridad. "Hemos quitado todas las piezas pequeñas que se pudieran llevar. Ahora, los retablos van a cerrarse con las rejas enormes", lamenta González bajo los pies del retablo, obra de Diego Roldán, como la pieza sustraída. La Policía tiene varias hipótesis. Una de ellas es que se la hayan llevado para denunciar la situación del patrimonio en manos de la Iglesia. "Hemos tenido varios casos así ya", indican fuentes policiales conocedoras de la investigación. El asunto está en manos de la Brigada de Patrimonio del CNP, que persigue este tipo de delitos. En este caso, al no haberse forzado nada para entrar, se trataría de un hurto. Diferente sería si hubieran actuado allanando el tempo. Otra de las posibilidades que maneja la policía es que se trate de una persona con poco conocimiento de arte, que viendo la oportunidad, pensó que conseguiría una pieza de alto valor. Pero se equivoca. La pieza, siendo del siglo XVIII, y teniendo un gran valor para la Iglesia, pues es parte de un retablo relevante, no es en sí susceptible de venderse por una gran suma. Quizás, 1.000 euros, cuenta el prior. Haciendo una tasación optimista, advierte. No sería fácil indicarlo, pero en España no faltan tallas de este tipo. Tampoco en Jerez. La otra hipótesis, apuntan fuentes policiales, es que se haya apropiado de la pieza una persona que la quiera tener en su casa. "En Jerez, desde luego, en los templos, parece que hay una oleada", indica el prior dominico. En otras ocasiones, han sido joyas, generalmente de hermandades. Es cosa del hombre de todo tiempo. Junto a la pieza sustraída, donde debiera haber tres angelotes, hay dos. "Quién sabe cuándo se llevaron esto, estamos hablando de mucho, mucho tiempo". Desde el convento hacen un llamamiento para que, un día cualquiera, uno en el que no lo esperen, aparezca el responsable del hurto. "No habrá consecuencias", dice el prior. "Se le absolverá de cualquier pecado, que deje junto al confesionario a San Pío V", añade sonriente. Igualmente, espera que la gente ponga de su parte. Quien vea la pieza en venta, o quien viera a alguien con un santo o bulto sospechoso por el centro de Jerez la noche del miércoles 5 de febrero. Un día cualquiera.¿Quién se ha llevado a San Pío?
Los dominicos piden colaboración a la ciudadanía para que se recupere la pieza sustraída. "Que la devuelvan, no habrá consecuencias", dice el prior de Santo Domingo
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