Todo fue más rápido que de costumbre. La procesión de la Virgen de la Merced, el acto postrero y más importante del día de su festividad litúrgica, salió a la misma hora de siempre, sobre las seis y media de la tarde, pero por un recorrido sustancialmente distinto a años precedentes.
Este cambio se debió a las eternas obras de la calle San Juan que, pese a que ahora sí avanzan, siguen sin terminar. Cuando concluyan algo habrá que celebrar porque después de tanto tiempo y molestias, el resultado deberá ser sencillamente impresionante.
El caso es que por ese motivo, el recorrido de vuelta tuvo que dejar para otro año el paso por San Marcos y el acto de oración que allí se celebra, la travesía por Francos y desembocar en la amplitud de la plaza de Santiago para enfilar el último tramo, la calle Merced.
Este recorte propició una procesión que culminó a una hora inusual, tanto que la hermandad del Transporte se animó a cambiar su velada a La Merced para llevarla a cabo tras la procesión y no el día antes, aprovechando también el lunes festivo no laboral en Jerez.
La Virgen en su estética fue la de siempre, con sus galas de la coronación canónica creadas en 1961 por Carrasquilla, el histórico y soberbio templete que se rodeó de los clásicos nardos, la flor que siempre adorna el trono de la patrona.
Martin Gómez volvió a mandar ante el paso llevado por unas cuadrillas plenas de veteranía. Como dato, este año en la igualá de costaleros solo hubo cuatro huecos libres. Es decir, que la mayoría volvía un año más a las trabajaderas. El caminar del paso fue el de siempre, tampoco permite otras formas que las que se aplican en su andar actual, no exento de dificultad por el tamaño del mesa -entran 20 costaleros- y por el peso de todos los elementos que conforman el paso y la Virgen. Abrió el cortejo en lo musical la Agrupación de San Juan y lo cerró la banda municipal.
Otro signo inequívoco de esta procesión es el cortejo con los estandartes de las hermandades con sus representaciones corporativas junto a las de otras asociaciones vinculadas a La Merced. Como es habitual esta abundante presencia conformó un cortejo muy amplio en el que estuvo el obispo José Rico acompañado por canónigos de la catedral, varios párrocos y seminaristas.
En la parte civil, la principal presencia fue la de la corporación municipal que encabezó la alcaldesa, que se estrenó como tal en una procesión en este mandato, además de haber proclamado el Voto de la ciudad en la mañana del domingo. En esa representación estuvieron los ediles del PP, del Psoe y de Vox, todos precedidos por los clarineros y cerrando lo maceros, como manda el protocolo consistorial
El ambiente fue importante. La tarde en lo climatológico fue cálida y despejada, tanto que invitaba a salir y pasar el final de la jornada en el centro con la tranquilidad del lunes festivo por delante. La llamada de la patrona echó a las calles a un numeroso público, que se hizo más explícito en la salida y calle Merced, con especial acento a la altura de la sede de la Peña Tío Jose de Paula donde desde el balcón de la casa hubo cante dirigido a la patrona. Dado el recorte en el itinerario, ciertamente el acompañamiento desde las aceras fue destacado prácticamente por todo el recorrido.
El tramo más lúcido fue el de la calle Merced que se vistió de numerosas alfombras de sal que se instalaron a primera hora de la mañana. Desde tan temprano, el bullicio de jóvenes y niños fue importante ya que la mayoría de los paños los montaron los grupos juveniles de las cofradías.
La procesión de la patrona abre el ciclo otoñal en la que las advocaciones del Rosario toman un especial protagonismo sin dejar de lado el inminente acto mayúsculo y excepcional, la coronación canónica de la Virgen de la Estrella cuyo primer acto, la ida a la catedral, está a la vuelta de la esquina, el 8 de octubre. Un magnífico previo para la culminación de todo el 14 de octubre.
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