Una concentración aglutina a más de 200 personas en Jerez para pedir que tenga "los mismos derechos" que el resto de presos.
“Tendría que estar en casa tranquilamente, pasando la Navidad como Dios manda”, dice un hombre que habla con un conocido, a las puertas del Ayuntamiento de Jerez la tarde del martes 19 de diciembre, apenas 48 horas antes de que el exalcalde disfrute de un permiso para pasar seis días con su familia durante las fiestas navideñas. “Por un trato igualitario a Pedro Pacheco”, se puede leer en una pancarta tras la que se colocan su hijo Mauricio, su mujer Isabel, y un buen número de familiares, amigos y allegados del exregidor andalucista, que cumple condena —de 5,5 años— desde octubre de 2014 por el conocido como caso Asesores, una pena a la que sumó año y medio por la venta de la estación de autobuses; un año y diez meses por el caso Casa del Rocío; y está pendiente del señalamiento del caso Huertos de Ocio; y de fecha del caso Jerecom, por la supuesta adjudicación irregular de obras en la zona Este de la ciudad.
“La Justicia es un cachondeo”. La archiconocida frase pronunciada por Pedro Pacheco a principios de 1985, tras conocer que la Audiencia Territorial de Sevilla anulaba el derribo del chalet de Bertín Osborne, le sigue pasando factura. Eso piensan muchos de los concentrados frente al Consistorio jerezano. “Se están ensañando con él”, dice otro. “No tiene otra lógica”, añade. “Con la de sinvergüenzas que hay en la calle habiendo robado millones de euros…”, se escucha en la calle Consistorio, donde José Rodríguez Carrión, antiguo portavoz del gobierno de Pacheco, es el único de los allegados, presentes en la concentración, que decide hacer declaraciones a la prensa. “No vamos a entrar en temas judiciales, Pedro está condenado, y lo que queremos es que cumpla la condena en las mejores condiciones posibles”.
Carrión cuenta que visitó a Pacheco hace pocos días y, como siempre, salió de la cárcel “con el cuerpo cortado”. “Al final el preso se queda dentro y los demás nos vamos”. “Ahora está conociendo la cárcel”. La frase, que pronuncia Rodríguez Carrión, pero que proviene de uno de los funcionarios de prisiones de Puerto III, resume el sentir de los presentes en una concentración que reúne a más de 200 jerezanos. “Todos los reos tienen ciertos derechos, lo único que pedimos es que tenga los mismos que los demás”, dice José Rodríguez Carrión, quien considera que lo que piden es que el hecho de llamarse Pedro Pacheco “no suponga una condena añadida”.
“Jerez no ha tenido un alcalde como este hombre”, dice uno de los presentes después de que el silencio impere en una concentración que termina con un largo aplauso. El exalcalde, que está a punto de disfrutar de unos días de permiso en Navidad, está desde hace unas semanas en otro módulo penitenciario de Puerto III, donde fue trasladado por portar un crucifijo de ocho centímetros —al ser considerado un “medio peligroso"—, ocho libros —cuando el límite son cinco— y una almohada extra que requirió y que le fue concedida, como explica Carrión, aunque posteriormente se la requisaron. La ayuda jurídica que prestaba a otros internos para que gozaran de beneficios penitenciarios también puede ser otra de las causas del “castigo” que, según sus allegados, está sufriendo el exalcalde en prisión.
La concentración, pasados unos minutos, se va diluyendo, provocando comentarios de todo tipo. “Tenemos a Pujol y Chaves fuera, comiendo gambas, y está el pobre ahí por decir que la Justicia es un cachondeo”, se escucha entre los concentrados. Precisamente por esa frase, que le costó una condena de seis años de inhabilitación y dos meses de arresto, se celebró una manifestación en apoyo a Pacheco que sacó a las calles de Jerez a unas 30.000 personas según el recuento policial y 60.000 en cálculos de los organizadores. "Algunos se frotan las manos porque creen que han cazado al oso", dijo poco después de conocer la sentencia, considerando que “es de justicia que caiga el chalet de Bertín", una batalla que marcó una etapa de su Alcaldía y, a la postre, de su vida.
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