Oriah, 22 años desde que llegó a La Cartuja de Jerez: "No me veía de monja"

Con apenas 23 años, recién tomados los hábitos, esta hermana de Belén estuvo aquellos días en que se marcharon los cartujos. Este viernes de despedida, ha repasado desde sus "crisis de noviciado" hasta su conexión con el monasterio. "Ves esas columnas y..."

Oriah, en la despedida en La Cartuja de Jerez.
Oriah, en la despedida en La Cartuja de Jerez. JUAN CARLOS TORO

En una conferencia que ha servido como despedida de las Hermanas de Belén de Jerez, en algo casi sin precedentes, las propias monjas han tomado la palabra. Y quien con más profusión ha explicado su sentir es Oriah, una de las monjas que tomó el relevo de los cartujos hace 22 años. Ha contado con detalles cómo ha sido su vocación, esa que se ha ido perdiendo y que es la explicación de la marcha de las monjas de La Cartuja.

No es su nombre mundano. Porque las Hermanas, como otras congregaciones, se lo cambian al tomar los hábitos. Una vida recogida, de estudio, donde una persona no es la que queda fuera de las paredes. No ha dicho el que fue su nombre. Para qué. Este viernes, sonriente, a menudo, en la conferencia, pero también emocionada, entre lágrimas, ha contado cómo es su vida.

Actualmente se encuentra en un monasterio en Francia de su congregación. Pero ha acudido al acto en Jerez, porque fue una de las que tomó el relevo a los cartujos, que se marcharon, tras una historia de siglos, de Jerez. Dos liturgias diarias, maitines, vísperas, descanso, paseos, mucha oración, almuerzos a solas, canto, ritos orientales que conectan con la Iglesia Ortodoxa -sin dejar de ser católicas-... La vida de Oriah cambió hace no tanto. 

"Con 10 años, mis padres fueron a un retiro espiritual. Pero sentí que no venían más descansados, o más felices, como cuando iban de vacaciones. No, era diferente". Diferente, espiritual. "Aquello me interrogó muchísimo". Insistió aquella niña, cuando tenía otro nombre, que la llevasen al año siguiente al mismo retiro espiritual. Con once años, como piensan las criaturas de once años, iba de vuelta con su madre a la habitación en aquel convento. "Mira las estrellas", le dijo su madre. "Es la última noche". "No, mamá. Yo sé que yo voy a volver". 

Llegada de las monjas de Belén el día que llegaron la Cartuja el 19 de Marzo de 2002
Las Hermanas de Belén, el día que llegaron la Cartuja el 19 de marzo de 2002.   JUAN CARLOS TORO

De entre los pensamientos espirituales que la azotan, está aquello de la carta de San Pablo a los Efesios de que los seres humanos "no somos producto del azar", sino que "Dios nos quiere antes de existir". En esas preguntas, fue creciendo. "No me veía de monja". 

Era marzo de 2000 cuando el papa Juan Pablo II acudió a Galilea a una visita a Israel. Junto al pontífice, muchos jóvenes como ella. Por eso de los conflictos, apenas podía conocer el territorio. Así que pasó días y días en Galilea, frente a los lagos, en un espacio natural, bucólico. Y volvió de aquella experiencia "como enamorada".

El emocionante adiós de las Hermanas de Belén en La Cartuja de Jerez, en imágenes.
Oriah, sonriente, este viernes. JUAN CARLOS TORO

Tal fue ese enamoramiento que "no veas los exámenes". Ni los iba aprobando ni nada parecido, la cabeza ya la tenía en otra cosa. Pero seguía sin verse de monja. Así que decidió que quería pasar un año como novicia. Pero un año. Porque, claro, es que eran muchos años en los que "ese pensamiento volvía". 

"Las crisis del noviciado son buenas...". En aquellos tiempos, claro, la vida fulgurante le esperaba. Su carrera profesional. Su vida. Hasta que se enganchó. Porque lo explicaba así: "Este lugar, La Cartuja, me ha enganchado. Aquí he pasado los años más felices de mi vida". 

Pero, claro, "ves las columnas de siglos" y todo se pasa, y vuelve ese amor del que Oriah ha hablado. Columnas por todo lo que significa, por todos los monjes que pasaron.

El emocionante adiós de las Hermanas de Belén en La Cartuja de Jerez, en imágenes.
Oriah, durante la conferencia, junto al obispo.  JUAN CARLOS TORO

Durante todo ese rato en el que se ha dirigido a unas 200 personas presentes en la conferencia frente al pórtico de La Cartuja, se ha expresado con sinceridad. Una capacidad comunicativa inconcebible para alguien que, principalmente, vive en reclusión, en silencio casi a diario, con alguna excepción de poner en común vivencias y reflexiones con sus hermanas, ancianas y jóvenes, de infinidad de países diferentes. 

Es Oriah, quién sabe qué nombre en su bautismo. Ya se marchó hace un tiempo de Jerez, pero quería estar estos días para cerrar los portones por última vez. Una historia corta, la de las Hermanas de Belén, en comparación con los cartujos que piensan en siglos. Pero una historia importante, porque bien valen una vida, o varias. La de Oriah es una de ellas. Vuelve, porque no perdía la ocasión de ver las estrellas desde Jerez.

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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