Oda al mosto, la berza y el ajo en Las Tablas

Una fiesta del mosto en Las Tablas, en una imagen de archivo.
Una fiesta del mosto en Las Tablas, en una imagen de archivo.

La barriada rural celebra un año más su tradicional fiesta en torno a estos tres iconos de la gastronomía jerezana.

Se ha convertido en toda una liturgia para los amantes del vino joven y la gastronomía más autóctona. Mosto, ajo y berza se unen desde hace años en Las Tablas, siempre coincidiendo con el puente de la Inmaculada, en una fiesta que comenzó como una reunión de amigos a finales de los 90 pero que lleva ya años atrayendo no solo a los vecinos de la barriada rural, sino a jerezanos y foráneos con ganas de echar una jornada en la que todo el mundo se abre a los demás para compartir sus vinos y platos, ya sean de chacina, carne o guisos. Una auténtica verbena como las de antes, de esas que desgraciadamente no se ven ya en la ciudad.

Que se lo digan a Mari Carmen, Isabel, Loli, Paco, Francisco y Carmelo, jubilados que vienen desde El Almendral e Icovesa buscando pasar un “buen rato de convivencia ahora que en Jerez nos han quitado a los mayores muchas actividades”. Ellos, como prácticamente el millar de personas que han acudido al colegio de Las Tablas, han llegado con sillas y mesa de playa para disfrutar de las diferentes viandas que han traído. “Llevamos unos ocho o nueve años viniendo y no nos lo perdemos nunca. Es de lo mejor que se hace por aquí”, explica Isabel.Son cerca de las dos de la tarde y el sol, que calienta pero no aprieta, invita a quitarse la chaqueta. En medio de la pista de futbito, una inmensa bota de 250 litros de mosto, cortesía de la cooperativa de Las Angustias, motiva una cola de personas ansiosas por rellenar sus vasos. A unos metros, en el escenario de madera, un coro canta villancicos mientras que a sus pies la alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez, junto a vecinos de la barriada, sirve platos de ajo campero a una multitud que se arremolina para hacerse con uno.

Más de una decena de lebrillos se sirven al público, antes de dar paso a nada menos que 18 ollas de berza. Miguel Ángel Flores, profesor de Servicio y Enología de la Escuela de Hostelería de Jerez es el encargado, junto a tres de sus alumnos, de la dolorosa tarea de probar todos los guisos que entran en el concurso. Aquí, explica, no se busca nada más que la pureza de los platos, “que la berza sepa a berza y que el ajo sepa a ajo”. Eso sí, en la berza se valora “las texturas y que el garbanzo y la carne estén en su punto”, mientras que en el ajo, reconoce que existe más complejidad a la hora de emplearse el tomate y el ajo. Por eso, Flores señala que en este plato buscan aquel que más se le parezca al que hace uno de los grandes maestros a la hora de cocinarlo, como es el chef Manolo Valencia.Las horas pasan en Las Tablas. Mientras los adultos siguen comiendo y bebiendo, los más pequeños pegan botes en un castillo hinchable. El coro realiza un segundo pase antes de anunciarse los ganadores de los concursos de mosto, ajo y berza y en la pista de futbito, el barril va poco a poco quedándose sin el preciado caldo.

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Jorge Miró

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