El flamante Papa León XIV, también ha dejado su huella en Jerez; más concretamente en los archivos de la Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud, que ha exhibido un documento-patente firmado por Robert Prevost como Prior General de la Orden de San Agustín, responsabilidad que ejerció de 2001 a 2013.
Esta conexión entre la cofradía y el pontífice se remonta a la fundación de la hermandad jerezana en el siglo XVI. Entonces, la hermandad dio sus primeros pasos en el monasterio de Guía extramuros, de la Orden de San Agustín. Esta relación continuó posteriormente cuando la corporación se trasladó al extinto convento de San Agustín, antes de recalar en su actual sede de la iglesia de San Miguel.
En un artículo insertado en al web de la cofradía y firmado por el que fue hermano mayor, Miguel Merino, explica que pese a desaparecer el convento agustino de Jerez, la hermandad “mantuvo siempre el contacto con el monasterio de las Agustinas de la ciudad, hasta el punto que recientemente hemos descubierto que las Madres Agustinas tienen una pequeña reproducción de la imagen del Santo Crucifijo”.
La firma de León XIV en los archivos de nuestra Hermandad pic.twitter.com/ZRchccYKws
— Santo Crucifijo (@santocrucifijo) May 9, 2025
Carta patente de hermanamiento
Esta relación histórica llevó al Santo Crucifijo a solicitar en 2007 carta de hermandad con la orden agustina. En ese mismo año, su prior general era el padre Robert Prevost, “que tuvo a bien concedernos tal distinción, firmándose en Roma en la Curia General de la Orden Agustina el 27 de noviembre del año 2007”, un hecho que se patentiza en una cédula que, ahora más que nunca, se conserva en la hermandad “como una reliquia”.

Ante el hecho de haber sido elegido Papa, la corporación de San Miguel expresa su "alegría por partida doble, por un lado, por la ilusión y esperanza despertadas en todo el orbe católico por el nuevo pontificado, y por otro, por la personal y particular vinculación de su persona con nuestra institución”.
Merino recuerda que en la época en la que se certificó el hermanamiento, “fue una etapa crucial en su vida, ya que durante estos doce años dirigió la comunidad agustiniana a través de dos mandatos consecutivos”, un mandato “que se caracterizó por una fidelidad a los principios fundamentales de la Orden y, según testimonios de sus miembros, por una plena actitud de servicio en lo pastoral y una dedicación ardiente a su ministerio”.