"No me había dado tiempo a levantarme de la cama y ya me habían esposado"

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Un jerezano, residente en Oxford desde hace año y medio, relata el calvario que pasó al ser objeto su edificio de una redada de la Policía, que buscaba a un sospechoso armado. "No dieron muchas explicaciones, pero estoy seguro que vinieron por temas de terrorismo yihadista", afirma.

Manuel Jesús es uno de los muchos jerezanos que emigró en busca de trabajo fuera de nuestras fronteras. Lleva año y medio en Oxford, donde trabaja en un colegio mayor de la célebre ciudad universitaria. Su vida se basa en trabajar, estudiar inglés y, cuando se puede, tomar unas pintas con sus amigos. Algo muy normal y para nada sospechoso. Por eso, cuando este pasado miércoles la Policía se presentaba en su casa tirando la puerta abajo y esposándole sin más miramientos, su sorpresa fue mayúscula.

Todo fue rápido. Eran las nueve de la mañana en Park End Street, en pleno centro de Oxford. Jesús está a punto de levantarse tras trabajar hasta tarde la noche anterior, cuando escucha un fuerte jaleo. En principio imagina que es “algún borracho o una pelea doméstica”, pero cada vez los gritos eran más cercanos y además se le sumaban golpes. “Cuando me doy cuenta de que son a varios metros de mi cuarto es ahí cuando más me asusto, porque con los golpes deduzco que algo hasta pasando y doy por hecho que están robando en el edificio”. Fue poner los pies en el suelo para ponerse de pie cuando entró un policía y lo esposó. “Me quedé blanco. No sabía qué hacer ni qué decir y lo único que se me ocurrió decirle fue si estaba bromeando.  Fue una tontería, pero imagino que sería producto del shock, el sueño y el miedo”, afirma Jesús.

La respuesta del agente fue seca. Le preguntó su nombre, le pidió su documentación y le preguntó si tenía armas en casa. “Me empecé a reír, no sé si de los nervios o por la propia pregunta”, señala. Lo malo es que sólo unos días antes había vuelto de sus vacaciones navideñas en Jerez, por lo que en ese momento y debido a la tensión no recordaba dónde había puesto su pasaporte. “Le dije que mirara en la mesilla de noche, pero no estaba. Me cagué vivo. Encima seguían entrando policías, diez o doce, con bolsas y carpetas, y todos hablando por walkies”. Con el policía cada vez más nervioso, Jesús le da a entender que acaba de llegar de vacaciones señalándole con la mirada su maleta sin deshacer. Es entonces cuando piensa en el cajón de su escritorio. Ahí estaba su pasaporte. Tras echarle un ojo, el agente le comunicó que iban a registrar su cuarto y que no podía estar allí.

“Me llevaron a la habitación de mi compañero de piso (Carlos, un joven colombiano),  que yo daba por hecho que estaba en el trabajo, pero resulta que también era su día libre, y ahí me lo encontré esposado, en pijama y tiritando de miedo”. Jesús y Carlos empezaron a hablar en inglés, ya que estaban siendo vigilados por dos agentes y no querían que sospecharan nada extraño. Al rato se presentó una agente, vestida de paisano. “Me pregunta si hablo inglés, le respondo que sí y me dice que la acompañara. Me llevaron al cuarto de baño, donde también estaba otro policía de paisano, y allí esposado a la espalda me preguntan que cuándo y por qué abandoné España, que si vine con trabajo o lo encontré aquí, que cuánto pago de renta, que si estoy contento aquí…”Tras su interrogatorio, Jesús y Carlos son conducidos a la planta baja, para que los perros pudieran hacer un segundo registro. Tras hora y media esposados, la policía no dio muchas explicaciones, aunque sí les dijeron que habían tenido información de que alguien de su edificio tenía armas en casa. Jesús no duda de que todo puede tener su origen en las actuaciones policiales que se han estado llevando a cabo en Europa a raíz de los ataques yihadistas en París. De hecho, en Reino Unido preocupa el alto número de ciudadanos musulmanes de origen británico que se han ido a Irak y Siria reclutados por la yihad. Se estima que son más de 500, y hay que recordar que el propio verdugo del periodista norteamericano James Foley tenía acento del sur de Inglaterra. De otro lado, el año pasado se cerró con casi un centenar de detenciones relacionadas con el terrorismo yihadista en las islas. Afortunadamente para Jesús y su compañero todo quedó en nada. El susto ya ha quedado en una anécdota que siempre recordará de su paso por Oxford.

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Jorge Miró

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