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El Consejo Regulador avanza en la toma de decisiones para que todo el vino de Jerez se comercialice obligatoriamente embotellado.

Garantizar la trazabilidad del vino de Jerez, que sea todo embotellado, no al ‘bag in box’, no a los graneles… algo se mueve en el sector del vino de Jerez, inmovilista por naturaleza. Y esos movimientos merecen un análisis y una valoración.

El último pleno del Consejo Regulador volvió a abordar la cuestión del ‘bag in box’, no sé si se puede aplicar el término por “enésima” vez, pero desde luego sí que puede decirse “y van…” acerca de este asunto. En el bloque de Fedejerez, a la cabeza de las propuestas de reforma, no hay dudas sobre este tema, ya que se puede decir que es prácticamente unánime el rechazo de las bodegas de la patronal a que en el futuro se pudiera autorizar este sistema de envasado, mientras que en el pleno del Consejo hay más debate, aunque es una opinión muy mayoritaria (solo el 30% de la representatividad de la manzanilla está a favor de este tipo de envasado, lo que no llega a ser el 10% del conjunto del Marco de Jerez).

Pero ahora el sector se ha animado a dar dos pasos más adelante. El primero es que el Consejo Regulador está decidido a que se ponga fin al hecho de que distintas bodegas de Sanlúcar, adscritas a las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, envasen en ‘bag in box’ vino que previamente descalifican y que además explícitamente está diseñado para crear confusión en el consumidor, ya que las referencias en el etiquetado y empaquetado de esos ‘bag in box’ incluyen de manera habitual distintos términos que el imaginario colectivo asimila inmediatamente con la manzanilla (pasada, muy fina, etc).

El segundo de esos pasos es la adopción de una actitud vigilante ante la Administración, la delegación provincial de la Consejería de Agricultura. Se trata, en palabras recogidas en distintas fuentes del sector, de actuar como un auténtico lobby ante la Administración, estar encima de las primeras actas y expedientes sancionadores que han comenzado a levantarse después de la toma de muestras que se ha llevado a cabo ya en distintas bodegas. Efectivamente, desde el sector se constata que la Administración ha comenzado a actuar contra el ‘bag in box’ y que se aproxima un período de recursos legales de una y otra parte, pero que parece que se ha acabado el amparo que la Consejería de Agricultura ha venido manteniendo hacia estas prácticas fraudulentas. Pero, ¿por qué se ha mantenido dicha actitud? Bueno, hay distintas teorías y no excluyentes entre ellas. De una parte estamos hablando de negocio de bodegas pequeñas, que aunque han obtenido en algunos casos una rápida distribución basada en precios económicos, no supone más allá de un millón de litros en total, es decir, es un negocio en auge pero relativamente modesto frente a las cifras ‘macro’ del Jerez.

En segundo lugar, el más reciente en el tiempo, parte de la relativa paralización de la Administración autonómica como consecuencia de la celebración de las elecciones, el largo plazo de negociación para conseguir apoyos de gobierno por parte del PSOE, la puesta en marcha del mismo, el verano… han sido casi seis meses inhábiles. Por último, y tal vez el más importante, es que hay que tener en cuenta que casi todas las bodegas que están realizando estas prácticas son sanluqueñas, el PSOE gobierna en Sanlúcar e incluso Irene García, la todo poderosa secretaria provincial del PSOE y presidenta de la Diputación, fue la anterior alcaldesa… en definitiva, como mínimo estas bodegas han venido gozando de audiencia en el poder.

Frente a este mundo, lo que está claro es una cosa. En el último mes ha habido dos noticias relacionadas con el vino de Jerez que poco o nada tienen que –más bien nada en absoluto- con temas como el ‘bag in box’, expedientes, recursos, etc, noticias, éstas sí, de máxima relevancia. Ahí está, por importancia real la cata que Josep Roca, el sumiller de El Celler de Can Roca, llevó a cabo en el Kursaal de San Sebastián para 1.200 afortunados que pudieron degustar de unas gotas de un jerez de más de 200 años, vino de su propiedad, procedente de reservas de la familia González anteriores incluso de que se fundara la bodega como tal. Eso sí que es una noticia positiva sobre el Jerez, una noticia que está al alcance de muy pocos vinos.

Y un par de semanas antes, un suceso de naturaleza más rocambolesca, también llenó los medios de comunicación de medio mundo con el vino de Jerez, cuando Vladimir Putin y Silvio Berlusconi, durante una visita de este último a Crimea, decidieron al parecer dar buena cuenta de una botella de Jerez de finales de siglo XVIII que pertenecía a la colección particular de la bodega que estaban visitando. Esas sí dos son noticias sobre el vino de Jerez, noticias que hablan de historia, de imagen, de prestigio, en definitiva (con todas las salvedades que se quieran poner a los dos segundos personajes). ¿De qué negocio puede hablar una apuesta por el ‘bag in box’? ¿De qué prestigio? ¿De qué imagen? Simplemente, no hay discusión posible…

Otra cosa es el futuro del vino a granel, otro tema de actualidad en el sector. Para las bodegas de Fedejerez el futuro de los graneles no es otro que su desaparición, eso sí, se trata de un asunto como mínimo a medio plazo, y medio plazo en el Marco de Jerez son, con toda seguridad, varios años… Habría que llevar a cabo una revisión legal que sería compleja, ya que está la herencia, los derechos adquiridos, la tradición… de hecho ya se habló de este tema a mediados de los 90, así que...

De manera paralela, el sector se plantea su relación con los tabancos (nombre de Jerez) y las tabernas y tascas de Sevilla y Sanlúcar (sobre todo) que también ofrecen jerez y manzanilla a granel (algunas de ellas oferentes hoy de ‘bag in box’, por cierto). Hace unos años, el Consejo Regulador expresó su simpatía por la proliferación de tabancos y aplaudió el fenómeno porque entendía que acercaba el vino de Jerez a un público joven ajeno hasta entonces a su consumo. El problema, con el paso del tiempo, ha sido precisamente la constatación de la procedencia dudosa del vino que se sirve en algunos de estos establecimientos.

Además, en el Marco se deja claro que la alegría inicial –tanto de los hosteleros que fueron abriendo los tabancos como del propio sector bodeguero- ha ido apagándose e incluso comienza a matizarse el apoyo que, indudablemente se dejó traslucir en un primer momento… Desde estas líneas, en lo que se decide el futuro de los graneles, se propuso en una entrega anterior la posibilidad de que el Consejo Regulador emitiera algún tipo de certificación de ‘tabanco amigo del Vino Jerez’ o nombre similar, por la que el hostelero asumiría la responsabilidad de análisis de muestras del vino que sirve a cambio de un certificado que, evidentemente redundaría en su provecho… Es una simple idea, que ahí queda, pero es un hecho que si la tesis mayoritaria actual en el Consejo Regulador (y muy mayoritaria) en Fedejerez es la desaparición de los graneles, los tabancos a medio plazo tendrán que empezar a servir forzosamente vino embotellado en la bodega… es decir, nadie está en contra de que continúe el negocio de los tabancos, nadie niega su encanto, el ‘rollo tabanco’, pero adaptándose a los tiempos.

Por resumirlo en una frase, el sector tiene claro que debe pervivir la tasca, la taberna o el tabanco, como se le quiera llamar, que la gente tiene derecho a tomar un vino de Jerez barato y de hecho hay oferta embotellada para ese segmento, aunque también se tiene claro que la auténtica victoria –por lo que a prestigio se refiere- se produce cada vez que se da a conocer la apertura de un nuevo ‘sherry bar’ en Londres, Nueva York o incluso Madrid donde, por cierto, hay mucho terreno perdido que recuperar.

En el sector bodeguero jerezano se tiene muy claro hoy en día que la palabra trazabilidad, a la que se hacía referencia al comienzo de este artículo, aplicada al vino no es ya futuro sino el presente inmediato, y eso se consigue con la plena identificación por parte de consumidores y Administraciones de todos los actores que intervienen en la producción y distribución del vino. En relación con este asunto, hace tiempo, durante una conversación de salón con un importante responsable del sector salió a relucir lo que ha ocurrido con otros productos agroindustriales, como por ejemplo la desaparición –al menos en la normativa legal, ya que es cierto que siguen encontrándose en algunos sitios- de las aceiteras que se rellenaban en muchos bares y restaurantes. “Ya se ha acabado decir que el aceite me viene de… o me lo trae equis cooperativa… ahora tienes que verlo. Creemos que esto es lo mismo, tú puedes tener toda la confianza en tu bar habitual, pero… todo el mundo tiene derecho a saber qué está tomando exactamente”, dijo. Todo un resumen.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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