Fue a final de febrero cuando comenzó su lucha y ocho meses después ésta sigue muy viva. Los ex trabajadores de Transportes Buytrago, empresa que tiene su sede en el Parque Empresarial de Jerez, continúan concentrándose frente a la puerta de lo que meses atrás fue su lugar de trabajo, a pesar de que el pasado viernes estuvo en la nave una notaria y su secretario para hacer balance de los materiales que se conservan (ordenadores, impresoras, camiones…) y cambiar la cerradura. No les importa. Siguen yendo aunque no puedan entrar. Fuera, han adornado los alrededores con pancartas y pintadas (“Pagad lo que nos debéis”) a la espera del juicio del próximo 20 de noviembre en la Audiencia Nacional, en el que se resolverá su situación tras meses de incertidumbre.
"Pienso pelear por esto con uñas y dientes, he estado y estaré". Quien habla es Teodosio Caro, un extrabajador con 25 años de experiencia en la empresa que lleva desde marzo acudiendo a la nave como si siguiera trabajando. "Vengo todos los días, me traigo la comida de mi casa y almuerzo aquí. Desde por la mañana hasta las diez de la noche. De lunes a domingo. Intentando que no se lleven nada, porque me deben 104.000 euros", cuenta. Su mujer le pide que lo deje ya, que desista, pero afirma tajante: "Es que no lo puedo dejar. Una hora que esté en mi casa estoy dando botes, porque no sé si van a venir o van a hacer algo aquí". Las tres nóminas y la indemnización que les adeuda la empresa han hecho mella en los bolsillos de los empleados de Buytrago, y cómo no, en los de Teodosio: "Tengo una hipoteca y estoy haciéndole frente como puedo, pero de los 975 euros que cobro de desempleo se me quedan 200 euros para comer y tengo tres hijos mayores en paro". Teodosio lamenta que "la dirección nunca ha querido hablar con nosotros ni llegar a un acuerdo, dijo que se cierra y se cierra".
Su compañero José, que entró en Buytrago en 1995, echa la vista atrás nada más comenzar a hablar: "Llevamos mucho vivido, en los tiempos que empecé se echaban 12 y 14 horas...", recuerda nostálgico. José Ruiz censura que al entrar en concurso de acreedores la empresa estuviera desde febrero hasta septiembre sin administrador, por lo que "en esos meses no ha habido ninguna autoridad que controle los movimientos económicos de las mercancías, de los camiones, nada. De hecho, unos cuantos hemos buscado un abogado particular y hemos denunciado un despido tácito. Y hemos conseguido que embarguen de manera preventiva la nave y los camiones". Ruiz asegura que "la empresa ha estado pasando dinero a la cuenta de un familiar del dueño", por lo que teme que cuando el administrador haga inventario de los bienes de la empresa "se encuentre sin nada" y no haya dinero para abonarles las cantidades que se les adeudan. "No es sólo un tema económico, es como el que, en mala comparación, pierde un hijo y ni lo puede enterrar ni lo ve. Estamos en una incertidumbre y no nos dicen ni que sí ni que no".
"¿Dónde vamos ahora nosotros con 50 y pico años?"
Desde junio la empresa dejó de pagar la alarma de las instalaciones, por lo que temen que entren ladrones en la nave y arrasen con todo lo que hay en ella, como ha pasado en instalaciones cercanas. "En la harinera de al lado se han llevado hasta los mástiles de la bandera y la instalación eléctrica", cuenta José. En toda España, Buytrago ha despedido a casi un millar de trabajadores, casi la mitad en Andalucía, aunque en Jerez "le ha salido un grano" a la empresa, asegura otro de los extrabajadores, que prefiere no dar su nombre ni que lo grabemos.
"Lo estoy pasando fatal y me pongo muy nervioso", comenta. "¿Dónde vamos ahora nosotros con 50 y pico años?", dice otro compañero que escucha la conversación de cerca. La mayoría supera el medio siglo de vida y cuenta con una amplia trayectoria en la empresa, por eso hay quien hace cábalas para prejubilarse, ya que no tienen esperanza de encontrar algo de lo suyo a su edad. Sólo dos de los treinta trabajadores de Jerez han encontrado empleo. "El resto estamos haciendo cursos", dice Joaquín Vega, delegado sindical en Jerez. Mientras, esperan que llegue el día 20 para saber cómo se resuelve su caso. Uno más en el que, como siempre, salen perdiendo los trabajadores.
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