Así luchan por el planeta las nuevas generaciones: 'Reparamundi', el proyecto de un colegio de Jerez

El Colegio Las Esclavas lleva desde 2018 poniendo en marcha este ambicioso proyecto, que busca concienciar a los más pequeños de la importancia de cuidar el entorno y a sus habitantes

Algunos de los alumnos del Colegio Las Esclavas junto a un mural hecho por ellos mismos.
Algunos de los alumnos del Colegio Las Esclavas junto a un mural hecho por ellos mismos. MANU GARCÍA

Noa, Nicole, Antonio, Pablo y Marta son algunos de los alumnos de 5º de Primaria que, el día en que lavozdelsur.es visita Las Esclavas, quieren mostrar entusiasmados en qué consiste 'Reparamundi'. Capitaneados por varios profesores, van mostrando los diferentes elementos que lo conforman. Pero, si hay un aspecto central, son ellos: los vencejos, que son los verdaderos impulsores de este proyecto.

"Tenemos una colonia de vencejos pálidos que anidan en nuestro colegio", explica José Nieto, uno de los profesores coordinadores de 'Reparamundi'. Aclara que los vencejos son aves que anidan en entornos urbanos, y que en el año 2013 comenzaron a incluir este hecho en las unidades didácticas y las programaciones. "Los vencejos nos han abierto mucho nuestra visión hacia el respeto del medio ambiente y el cuidado de la naturaleza", relata. 

En esos años, aún no estaba de moda la palabra 'sostenibilidad', recuerda José, por lo que fue algo pionero en su campo. Una de las hermanas del colegio, Isabel Gobeña, le propuso a él y a otros profesores ampliar el proyecto, más allá de los vencejos, y así nació 'Reparamundi'. 

El germen de Reparamundi está en 2013, cuando comenzaron a introducir la cría de los vencejos en las aulas

Si bien los vencejos son el pilar central del proyecto, en estos años se ha extendido hasta convertirse en algo transversal que todos, niños, padres, profesores y el resto del personal del centro, tienen interiorizado. "Por supuesto, el proyecto estrella sigue siendo el de los vencejos, pero luego incorporamos el respeto del medio ambiente, la problemática del cambio climático... Intentamos que el alumnado, desde muy pequeño, sea consciente de que al final todos tenemos una responsabilidad en eso", explica José.

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Varios de los alumnos de 5º de Primaria con la mascota del colegio, un vencejo.  MANU GARCÍA

La idea de 'reparar', implícita en el propio nombre del programa, cohesiona todas las actividades. "Reparamundi es reparar el mundo, que esté el planeta sano, que todos podamos disfrutar de la naturaleza… La extinción de los animales se debe muchas veces a los humanos", cuenta Noa, una de las pequeñas. 

La lista de actividades de 'Reparamundi' es interminable: tienen un huerto urbano para el que, como macetas, emplean envases reciclados; los mayores construyen en clase de Tecnología cajas-nido con maderas recicladas, que luego los pequeños colocan en el campo durante sus actividades de senderismo; tienen una charca, que han ido creando los pequeños, con un ecosistema propio... "En cada recreo veníamos y apuntábamos cada cosa que aparecía nueva", aclara Nicole, otra de las alumnas.

Ellos mismos muestran y explican el huerto. "Esto son flores, que dentro de un mes o así va a parecer que estamos en el campo", afirma contundente Antonio. "Y también para las abejas, que vienen y polinizan", apunta Marta. También hay cebollas, apios, lechugas, y especies autóctonas como la encima y el alcornoque. A final de curso, cada niño se lleva su plantón a casa.

Junto al huerto, se encuentran unas pequeñas estructuras que ellos llaman 'hoteles para insectos', también construidos con madera. 

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Una de las actividades de 'Reparamundi' comprende el seguimiento de la vida en una charca, junto a la que hay un huerto urbano.  MANU GARCÍA

Otra de las actividades estrella, que es transversal al día a día en el centro, es 'Basuraleza'. "Todas las actividades complementarias que haga el centro en medio urbano o natural, incluso en la calle, los alumnos saben que implica ir recogiendo la basura que encuentren", aclara Eva Martín, directora del centro. En la misma línea, están los 'Recreos Residuos Cero', en los que se intenta usar lo mínimo posible de envoltorios y envases de un solo uso, y apostar en su lugar por los reutilizables.

Si algo llama la atención de estos niños, es que, encontrándose como se encuentran en pleno entorno urbano de Jerez, y rodeados de poca naturaleza, tienen interiorizado el contacto con el mundo natural. Como muestra: tienen una pequeña granja de tenebrios, comúnmente conocidos como gusanos de la harina, con los que alimentan a las crías de vencejos.

Uno de los profesores coloca con cuidado tres de los insectos en las distintas fases en la mano de Noa; algo que uno podría pensar que haría a más de un niño dar un respingo. Pero no a ellos. "Estos son tenebrios y se los damos de comer a las crías que encontramos en el suelo y no están con su familia", explica la propia Noa mostrando con cuidado el gusano. Antes los compraban, pero ahora los crían ellos y así "estudian la metamorfosis", explica la directora del centro.

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Noa sostiene un gusano de la harina, o tenebrio.  MANU GARCÍA

Es un proyecto 'urbanatural', como lo llaman los pequeños. "Muchas veces asociamos el ecosistema solo al campo, pero en la ciudad, si vamos más lento y miramos con lupa, también vemos que hay naturaleza", apunta José Nieto. Como ejemplo, cuenta la actividad que llevaron a cabo los mayores en la Plaza de las Angustias, a la que hace unos meses salían cada viernes a protestar contra el cambio climático. Los alumnos de Secundaria fueron haciendo un inventario de las especies que había tan solo en esa plaza, y el resultado fue sorprendente.

El poder de cambio de unos nidos de vencejos

El año pasado, se graduó la primera generación que ha estado durante toda su formación en Primaria y Secundaria, diez años, con el proyecto de los vencejos presente. En estos años desde que comenzaron a implantarlo, el Colegio Las Esclavas ha conseguido ser certificado como centro recuperador de especies por el Zoo de Jerez.

El propio zoo, o los ciudadanos, les llevan las crías de vencejo que encuentran separadas de sus padres, para que los puedan criar en el colegio. De vez en cuando reciben la visita de la Sociedad Española de Ornitología (SEO Birdlife), que lleva un seguimiento de las colonias de vencejos del colegio y también realiza talleres de anillamiento, a los que los alumnos asisten con su propio cuaderno de campo para registrar las idas y venidas de los miembros de su colonia de vencejos.

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Alumnas observando las imágenes de la cámara instalada por SEO Birdlife para estudiar a los vencejos.  MANU GARCÍA

Además, SEO Birdlife ha instalado también una cámara desde la que poder seguir la actividad de cría de los vencejos de Las Esclavas. Al parecer, los vencejos comenzaron a anidar, según explica José Nieto, en los huecos que quedaban en la parte superior de las persianas antiguas. Con el cambio a las persianas modernas, tienen más espacio, y ellos se lo han propiciado. "Ese espacio quedó liberado y ahora los vencejos están mucho más cómodos", apunta. Además, ellos les ayudan también con la construcción de nidos, ya que han descubierto que así, si les ayudan, anidan con mayor facilidad.

Como explican, los vencejos les sirven para aprender de muchas otras cosas; por ejemplo, de los plásticos que se encuentran en el aire. "Nos dimos cuenta de que en el aire que nos rodea también hay plástico, porque comenzaron a aparecer plásticos en los nidos y ellos no se posan, viven siempre en el aire, y no cogen los materiales del suelo, sino solo del aire", señala José Ignacio Quevedo, otro de los profesores coordinadores del proyecto.

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Los más pequeños muestran sus fiambreras y botellas reutilizables.  MANU GARCÍA

En ese sentido, los residuos también tienen una gran importancia. Los más pequeños, por ejemplo, no dudan en responder a voz en grito cuando se les pregunta cómo traen el desayuno al colegio: "¡En una fiambrera!". Desde el centro se recomienda a las familias no traer la comida en envoltorios desechables, y emplear botellas reutilizables para los líquidos; y todos lo cumplen a rajatabla.

Como explica José, "en el colegio tenemos solo tres árboles. Un proyecto de sostenibilidad y medio ambiente se puede trabajar y no hace falta tener grandes extensiones naturales. Al final es trabajarlo con los pequeños, y con eso se pueden hacer maravillas", puntualiza.

Sobre el autor:

Alaia Rotaeche

Alaia Rotaeche

Graduada en Periodismo y Máster en Estudios Literarios por la Universidad Complutense. He pasado por medios locales, por comunicación política y de organizaciones y he participado en proyectos autogestionados. Me interesan particularmente la cultura, la política, las migraciones y los feminismos, e intento siempre tener la mirada puesta en quienes tradicionalmente han habitado los márgenes de la sociedad.

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