casa_pantera07
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La firma de moda abandona el palacio del Marqués de Villamarta, que todavía se desconoce si tiene o no pretendientes. Pero en el casco histórico hay otros ejemplos de edificios señoriales que esperan mejores tiempos para resurgir.

La firma Mango abandona este fin de semana la calle Larga. La cadena de ropa apuesta así por el gigante Área Sur en detrimento de la principal arteria comercial del centro histórico. Tras de sí abandona el palacio del Marqués de Villamarta, un bonito edificio de estilo neoplateresco de principios del siglo pasado. ¿Qué pasará con él? ¿Tendrá ya algún pretendiente? ¿Permanecerá en desuso mucho o poco tiempo? Esas son algunas de las preguntas que se hacen ciudadanos y comerciantes de la zona, que lamentan la marcha de una tienda de las denominadas cebo, esas que su solo nombre sirve para atraer al personal al centro de la ciudad.

Pero en Jerez hay otros Mango que siguen abandonados y esperando resurgir de sus cenizas cual ave Fénix. Aquí un repaso de algunos de esos palacios que todavía siguen esperando el sueño de los justos.

1. Palacio de San Blas (calle San Ildefonso)

La casa que fuera de José Domecq de la Riva, el conocido como Pepe el Pantera, es una casa palacio comprendida entre los siglos XV y XVII. Tras adquirirla las famosas hermanas Koplowitz para adaptarlo como hotel de lujo, al calor de la Ciudad del Flamenco, ahora parece que pertenece a una sociedad madrileña que espera tiempos mejores para darle uso. Junto al cercano Palacio Riquelme es uno de los principales emblemas de intramuros en cuanto a edificios civiles se refiere. Destaca su balcón esquinero y la portada que da a la calle San Ildefonso, de estilo barroco, con símbolos litúrgicos y pasionistas. Hoy día el edificio, en bastante mal estado, está tapiado, tanto en sus puertas como en sus ventanas, lo que evita el pillaje y el saqueo de su patrimonio, como sucedió hace una década.

2. Palacio Riquelme (plaza del Mercado)

Esta casa palaciega, de estilo renacentista-plateresco, del siglo XV, es de propiedad municipal. El Ayuntamiento acometió hace un par de años una actuación urgente para evitar que, literalmente, se viniera abajo. De hecho, la vecina calle Cordobeses permaneció cerrada durante algunos meses tras la caída de algunos cascotes de este edificio. De momento no hay fechas para una nueva intervención del Consistorio, que a la vista del paupérrimo estado de sus arcas, tendría que llegar a través de fondos europeos o de la iniciativa privada. Precisamente, en este sentido, hubo interés por parte de la familia Rivero de instalar aquí la pinacoteca del empresario jerezano, ya fallecido, Joaquín Rivero. Parece que no hubo entendimiento con el por entonces delegado de Urbanismo, Pedro Pacheco, a la hora de cerrar los años de concesión del inmueble para que este proyecto no se llevara a cabo. Ahora, el Ayuntamiento no sabe bien qué hacer con él. Lo último que anunció para este enclave, un centro de interpretación de las señas de identidad de Jerez (vino, flamenco, caballos y motor).

3. Palacio de Montegil (plaza Belén)

Uno de los inmuebles que, esperemos, se rehabiliten una vez finalicen las obras de la plaza Belén. Sus actuales propietarios también la adquirieron en los tiempos en que se anunció la obra de la Ciudad del Flamenco, parece que para construir apartamentos de lujo. En muy mal estado de conservación, esta casa, de los siglos XVIII y XIX al menos ha sido tapiado en los últimos meses, lo que evita el vandalismo por parte de algunos jóvenes del barrio y la presencia de enganchados. Destaca su fachada neoclásica, de dos cuerpos, que da a Belén.

4. Palacio de Villapanés (calle Empedrada)

Preciosa casa señorial del siglo XVIII que perteneció a la familia Panés, y que ahora es de propiedad municipal. A finales de 2016 el Ayuntamiento llevó a cabo una intervención de consolidación debido a la “ruina técnica” que presentaba el inmueble. En palabras del arquitecto municipal y director de la obra, Fernando Contreras Arias, la actuación ha permitido “salvar todo lo salvable” del patrimonio  existente en el palacio, en el que destaca su patio porticado, muy transformado con el paso de los años, así como sus pinturas murales y la portada, de dos cuerpos, flanqueada por columnas de mármol de estilo dórico. En cuanto a su uso futuro, el Ayuntamiento anunció que será sede de la Fundación Universitaria para las Artes Escénicas y el Flamenco de Jerez, Fundarte.Antes fue desde cuartel de la Guardia Civil a centro de estudios privados, pasando por la sede del Defensor del Ciudadano. Se habló en su día de ser sede del museo de Lola Flores, si bien finalmente su ubicación será la Nave del Aceite, en plaza Belén.

5. Casa García Riquelme (calle Porvera)

Propiedad de la promotora sevillana Casa Belén, gestionada en Jerez por Mister Casa, fue adquirida al Ayuntamiento de Jerez en subasta pública con la idea de construir una promoción de viviendas de lujo con garajes respetando la estructura del palacio original. Sin embargo, las circunstancias derivadas de la crisis económicas paralizaron el proyecto, que esperará tiempos mejores para ser llevado a cabo. Así y todo, la promotora ha entendido que la categoría del edificio y de la calle donde se encuentra merecía que, al menos, se adecentara su fachada. Por dentro, lamentablemente, se encuentra en muy mal estado.
Levantada por el arquitecto Juan Martínez y concluida en 1773, el doctor en Historia del Arte Fernando Aroca Dicenti describe muy bien el edificio en uno de sus artículos. Así, señala que a primera vista destaca su portada barroca, acentuada por la curvatura del balcón principal. En cuanto al interior, explica que se resuelve siguiendo los esquemas habituales: zaguán de entrada que conduce a un patio con galería perimetral porticada, compuesta por arcos de medio punto que descansan en columnas toscanas ejecutadas en piedra. En eje con la puerta de entrada se ubica la escalera, de mármol, que da acceso a las dependencias altas, actualmente inaccesibles por culpa del mal estado del inmueble.

En 1889 el palacio fue restaurado por su antiguo propietario, Antonio Rodrigo Ruiz Molina, y ya en los años 70 del pasado siglo fue Rumasa la que acometió diferentes obras de reforma para acondicionarla como edificio de oficinas, que lo fueron hasta 1983, cuando fue expropiada.

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Jorge Miró

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