A pocos metros, comienza el primer entrenamiento del Xerez Deportivo FC, el llamado Xerez nuevo, en contraposición a aquel Club Deportivo que juega en Primera y arrastra una deuda millonaria mientras gran parte de sus aficionados perdieron la ilusión para apostar por un club más horizontal y menos dependiente de los talonarios a caprichos -e irregularidades- por parte de propietarios que prometían pero poco más. De aquellos partidos no quedan en las previas del fútbol en Chapín los carros ambulantes de chucherías.
Como si nos esperase, Francisco Benítez está frente al local de chuches llamado Mi Rociito. Francisco fue propietario del Bar La Alternativa, a un lado de Chapín. Por allí pasaron las aficiones tanto del Xerez como de muchos visitantes. Un bar lleno. "Cerramos hace cinco años". Cuando se fue al fútbol no profesional, cerraron. "En Primera y en Segunda venía mucha, mucha gente. En Segunda B, menos", a pesar de que en esta categoría hay más equipos cercanos a apenas dos o tres horas de coche. Vio de todo. Recuerda el primer partido en Primera en Jerez, la segunda parte reanudada de un Sevilla-Numancia que había sido suspendido. "Esto trae mucho, tiendas, bares, heladería... Si sube a Segunda", algo para lo que falta nunca menos de año y medio, "eso sí trae cinco mil, siete mil...". Él, eso sí, es del antiguo. Pero "a todos se les atiende, claro".
El que fuera propietario del Bar La Alternativa, Francisco Benítez. FOTO MANU GARCÍA
La crisis sanitaria ha cambiado las expectativas de estos negocios toda vez que hay muchas dudas de que se puedan repetir esas imágenes de llegadas masivas de aficionados. Antonio Muñoz, del citado local de chucherías, cuenta que "los días de fútbol se mueve todo. Lo veo mal que no haya público. Yo cerré porque no vendía frutas ni verduras. Estuve con la ayuda de autónomos". De aquellas tardes de domingo se vendían muchas pipas, patatas, bebidas... Pero no es solo el fútbol. "Tienen que abrir las pistas de atletismo, si esto es un pedazo de estadio". Cerradas también quedan las pistas deportivas de usuarios y el gimnasio.
Ana es camarera en el bar de la sede social del Xerez Deportivo FC. Apenas acaba de aterrizar una nueva propiedad al negocio. El golpe es importante, porque las expectativas de ser lugar de referencia para los aficionados congregados en cualquier partido se pierde. Se han reactivado con más helados, por ejemplo. "Ha sido regular esta crisis. Pero poquito a poco". La gente está preocupada. Se nota. Apenas tienen tres mesas fueras, y nadie dentro, aunque podrían entrar. También entró hace poco la nueva propiedad de Olympus, un bar con cachimbas. Llegaron en diciembre.
Hablan padre e hijo, del mismo nombre, Francisco Javier Romero, ambos. "Más bien mal, son muchos gastos, sin ayuda ninguna", cuentan. No despidieron, no hicieron ERTE, y se han mantenido cerrados. "Hemos sobrevivido porque yo sí he estado trabajando". Los días de fútbol se notan en café, alguna cervecita, y alguna copa, "sobre todo si gana. Siempre al entrar en el estadio algo cae. Cuando pierden, la gente pasa de largo". La apertura interrumpida "nos ha fastidiado bastante, porque íbamos en la línea bien. Esto nos ha afectado bastante". Tienen buena clientela, sobre todo veinteañeros, cada uno con su boquilla para las cachimbas, dentro y fuera. Con todo, si volvieran atrás, seguirían cogiendo el negocio. "Tenemos ganas", remachan.
La terraza de Casa Ruiz, con su propietario en plena faena. FOTO: MANU GARCÍA
Bruno Di Iorio abrió hace cuatro años la heladería Dolci Tentazioni. Han renovado el local por dentro. Geles y cortinas de plástico transparente en las barras. Los clientes no son de fútbol, pero también necesitan al estadio. "Los que vienen a hacer deporte, al gimnasio". El Ying y el Ñam. "Lo más pronto posible necesitamos el estadio, lo deportivo, están cerrados los aparcamientos". Los clientes de siempre no están yendo, al menos con menos frecuencia. Cuando vuelva el entorno del estadio volverán al 100% las dos trabajadoras que han vuelto solamente algunas horas. "Hay menos mesas, menos gente, estamos protegidos con mamparas... Pero no es mucha inversión, pero es un gasto".
Y del dulce al salado, de Miguel Ángel Ruiz, en Casa Ruiz. "El día de partido, el tipo de negocio, es diferente. Pero sí se nota una afluencia". Comidas antes o después. Llevan tres años. "La clientela la tenemos hecha, pero sí se toman su copa o vienen a comer". Tienen un pequeño acuerdo con la cantera, con el FC. Tienen su ambiente, pero son un restaurante familiar. Su hermano en la cocina, él, atendiendo, además de algunos trabajadores. La realidad es que la pérdida de afluencia al estadio no afecta a todos por igual, pero es una de esas situaciones de aglomeración y consumo que están en el aire durante la crisis sanitaria. Y la sensación de todos es la misma. Si sube, ahora que se juega el ascenso en Marbella, mejor. Son goles de oro, que marcan la diferencia.
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