El buen tiempo, cortejos más amplios, más público y escasas incidencias contrastan con la poca presencia del 092 los primeros días, el poco civismo o algunos detalles que empañan la imagen de la fiesta. 

Acabó una Semana Santa, otra más, plena en cuanto a cofradías en la calle. La climatología, lejos de ser “de taquicardia”, como auguraba la Agencia Estatal de Meteorología hace apenas un mes, ha sido casi perfecta, con excepción del Sábado de Pasión y sobre todo el Domingo de Ramos, cuando el fuerte viento de levante deslució los cortejos. Pero más allá del tiempo, que a la postre es algo incontrolable, la Semana Santa de 2017 ha contado con algunos puntos negativos que habría que analizar, algunos de los cuales se repiten con respecto a la de 2016, pero también otros positivos, como no podía ser menos. Aquí un pequeño balance de lo que ha sido la festividad por antonomasia de la primavera jerezana junto a la Feria del Caballo.

Menos seguridad controlando los cortejos

De nada sirve montar un dispositivo especial de seguridad, dirigido por el llamado CECOP, si luego, con el pretexto de la falta de equipamiento y de uniformes, la Policía Local no puede —o no quiere, sensación que han tenido muchos— realizar su trabajo. Se vio sobre todo en las tres primeras jornadas, las del Sábado de Pasión, Domingo de Ramos y Lunes Santo, cuando se echó en falta la escolta policial ante algunas cruces de guía y el corte en tiempo y forma de las calles por las que iban a pasar las hermandades, lo que provocó imágenes de público e incluso de nazarenos impidiendo el paso de vehículos por medio de algunos cortejos o de conductores despistados accediendo a calles atestadas de gente. El caso más flagrante fue el del autobús urbano que cruzó entre público y nazarenos de la Clemencia cuando regresaban a San Benito, al parecer, con la excusa de que no se había cortado la calle y no tenía constancia del discurrir de la hermandad por la avenida Duque de Abrantes, lugar donde ocurrieron los hechos. En este sentido, y aun no habiéndose cortado la citada vía, aquí habría que achacar el problema a la falta de sentido común del conductor. De todas maneras, se espera que en los próximos días el chófer dé alguna explicación de lo ocurrido que pueda aclarar las cosas.

La masiva presencia de carritos ambulantes, un problema no resuelto del todo

Se anunció apenas unos días previos a la Semana Santa que se habían expedido casi un centenar de licencias de venta ambulante y que se controlaría su acceso a determinadas calles y plazas por motivos de seguridad. Aunque quizás no en la cantidad de años anteriores, sí es cierto que se han vuelto a ver hasta cuatro o cinco a la vez por determinados puntos llenos de gente o por calles estrechas. ¿Imaginan el peligroso tapón que se podría haber formado en caso de que algunos desaprensivos, como los que la liaron en la Madrugá sevillana, hubieran provocado una situación de riesgo?

La ubicación de algunos pasos de peatones

Cuando se anunció que los pasos de peatones de la Carrera Oficial serían los mismos que en años anteriores, algunos se echaron a temblar. El nuevo consejo de la Unión de Hermandades, que se estrenaba en el cargo, anunció que esperaría a 2018 para realizar cambios al respecto, algo que por otra parte no se entiende, cuando se supone que todos sus miembros saben perfectamente cuáles vienen siendo habitualmente los más problemáticos. Y estos han vuelto a ser los ubicados a la altura del edificio Maravillas, junto a la rotonda de los Casinos, y el del Gallo Azul. La masiva presencia de público en estos puntos y la presencia de varios bares, sobre todo a la altura del segundo, hace que se formen muchos tapones y más de uno pierda los nervios… Aunque en este sentido, la educación y el civismo de algunos también se echa de menos.

Falta de civismo

Y hablando de educación, ésta vuelve a echarse en falta en muchas ocasiones. En la Semana Santa de Jerez da la sensación de que algunos salen a la calle por imitar al resto, aunque a muchos no les guste ver procesiones. Esto hace que al paso de algunas cofradías se oiga siempre un runrún y no se respete a veces ni el canto de una saeta. La suciedad en las calles es otro punto negativo, y no solo en las plazas donde se hacen botellones o se concentran gran número de bares. Muchos de los palcos de la Carrera Oficial, al paso de la última cofradía de la jornada, muestran una imagen asquerosa de pipas, bolsas y latas en el suelo. ¿Cuesta mucho traer una bolsa de casa y depositar allí los restos de basura? Y de los que usan los carritos de bebés para usarlos como ariete, mejor ni hablamos…

El bochornoso entorno de la Catedral

Jerez presentó por todo lo alto su cartel de la Semana Santa y lo llevó a Madrid, a la Feria Internacional de Turismo, para darlo a conocer y promocionar su fiesta, esa que quiere que se declare de Interés Turístico Internacional. Jerez tiene patrimonio suficiente para ello y una fiesta a la altura de las mejores, pero en el momento en que un Cristo del siglo XVII se ve obligado a pasar obligatoriamente ante un puesto de hamburguesas, o simplemente destrozamos las vistas de la Catedral por este motivo, eliminamos cualquier razón para que a la ciudad se le conceda esa distinción. ¿No hay mejor sitio para ubicar estas carpas y puestos de venta de comida rápida?

Lo mejor: más nazarenos, más público y ningún incidente destacado

Pero si algo hay que destacar es que, a pesar de que la Semana Santa jerezana ha crecido considerablemente en los últimos años —de las 30 hermandades que había hasta finales de los 90 hemos llegado a las actuales 45— con todo lo que ello conlleva en número de nazarenos y de público en las calles, es que no ha pasado ningún incidente destacable, salvo excepciones, algo que desgraciadamente no pueden decir este año en Sevilla o Málaga. En este sentido, muy mucho han tenido que ver las fuerzas de seguridad, protección civil y los voluntarios de Cruz Roja. Por otra parte, los cortejos de nazarenos también se han visto más numerosos, algo que contribuye a enriquecer la fiesta, ya que al fin y al cabo sin nazarenos la Semana Santa dejaría de tener buena parte del sentido que tiene. En cuanto a las hermandades, siguen demostrando año tras año que cada vez le dan mayor importancia a su imagen en la calle, con cortejos cada vez más serios y ordenados. 

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Jorge Miró

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