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Dos años después de entrar en vigor la nueva norma, la ciudad tiene 1.500 parados más y 3.000 empleos menos. La alcaldesa Pelayo llegó a afirmar en febrero de 2012: "Esta reforma es lo que tanto estamos necesitando en nuestra ciudad. Somos un gobierno que gobierna".

Jerez ocupa el puesto 292 en el ranking de ciudades europeas con mayor población pero difícilmente puede encontrarse un municipio de gran población con mayor tasa de paro en toda la zona EURO. Fuera de la comunidad, solo algunas regiones de los Balcanes superan el 30% de tasa de paro entre su población activa. En nuestra ciudad la tasa ronda el 40%. Llegó al 41% en febrero pasadocon 36.308 desempleados 'empadronados' y solo 52.130 afiliados a la Seguridad Social sobre una población activa de 88.438 personas. Justamente en ese mes se cumplieron dos años de la entrada en vigor de la reforma laboral impulsada por el Gobierno de Rajoy. La realidad en este tiempo no ha podido ser más descorazonadora.

Albañiles trabajan en una obra en la ciudad, en una imagen de archivo.

Hoy mismo publica Diario de Jerez un balance de estos años desde la entrada en vigor de la controvertida reforma que a la postre ha servido como herramienta ideal para, entre otras cosas nocivas, abaratar el despido, justo lo contrario de lo que se decía que perseguía. Solo en Jerez, publica el diario local, las secuelas que deja es de 1.500 parados y paradas más, y 3.000 empleos menos. Como suena. "La situación económica del municipio jerezano no es, ni de lejos, mejor de la que había antes de la entrada en vigor del real decreto de medidas urgentes aprobado por el Gobierno para tratar de poner freno a la sangría del empleo y la escalada del paro derivadas de la crisis económica", escribe el periodista Ángel Espejo, que firma la información.

Como no podía ser menos, la alcaldesa María José García-Pelayo apoyó sin fisuras la reforma emprendida por el líder de su partido. "Estas medidas son necesarias, necesitamos la reforma para parar la sangría de la destrucción de empleo", dijo en febrero de 2012. Y fue a más: “Necesitamos la reforma laboral del Gobierno del PP -que demuestra que es un Gobierno que gobierna-, porque persigue parar la sangría de la destrucción de empleo, servir como dique de contención a la pérdida de puestos de trabajo e incentivar la contratación”. Hoy, algo más de dos años de aquellas declaraciones, la situación es mucho peor que entonces. Lo que no impidió a Pelayo preconizar que esta reforma “es lo que tanto estamos necesitando en España y, especialmente, en nuestra ciudad, que se frene el imparable incremento del número de parados de los últimos años de gobierno socialista, que ha generado la mayor destrucción de empleo y precariedad laboral”. 

Curiosamente, remontándonos casi otros dos años antes, era la ahora vicepresidenta del Gobierno del PP, Soraya Sáenz de Santamaría, la que reclamaba en Jerez una reforma laboral que "no abarate el despido e incentive la contratación". A la vista de los datos, demandaba justo todo lo contrario de lo que finalmente han hecho los populares cuando han llegado al poder. Según publicaba recientemente el diario El Mundo, "la generación de empleo no ha llegado pero la reforma laboral ha cumplido con parte de sus objetivos, sobre todo los relacionados con dar a las empresas herramientas para flexibilizar sus costes laborales a través de medidas como rebajas salariales, rebajas de tiempo de trabajo, de indemnizaciones por despido o de movilidad de los trabajadores, sea funcional o geográfica".

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