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La propaganda oficial dice que se está creando empleo, que hay un cambio de tendencia, que la demanda interna empieza a despertar. "Hoy tenemos una nueva cultura del empleo", señalaba hace escasas fechas la ministra Fátima Báñez, como si sus plegarias a la virgen del Rocío hubiesen sido escuchadas. Lo que realmente empuja con fuerza, y con visos de empadronarse por largo tiempo, es el empleo de mala calidad, la precariedad laboral, los sueldos low cost y los llamados minijobs (sinónimo de trabajos basura). Así lo ponen de manifiesto las estadísticas. El Observatorio Argos acaba de publicar su informe trimestral correspondiente al periodo enero-marzo de este año y sus indicadores confirman esta tendencia. Además, en el caso de Jerez se pone de relieve la ultradependencia del empleo en relación con los sectores ya de por sí más precarios, inestables y estacionales, como el de los servicios.

Con una tasa de paro del 41%, la mayor de los municipios de gran población de la zona EURO y que se traduce en casi 36.000 personas inscritas en las listas del SAE, la ciudad acumula un 94,4% de contrataciones temporales, de las que un 40,5% son altas a tiempo parcial (la media de contrataciones parciales en Andalucía apenas supera el 23% y en la provincia, un 35%). En el pasado mes de marzo, última referencia, las contrataciones crecieron frente al mes anterior un 18%, lo que podría invitar al optimismo desmesurado a cualquier político incauto. Sin embargo, la realidad es bien distinta. Y la precariedad ha llegado definitivamente para quedarse. No en vano, de las 6.973 altas que se firmaron un total de 6.584 fueron temporales (94,4%) y solo 389 fueron indefinidas (5,6%). 

Pese a que en las listas del paro hay mucha más demanda de empleo femenina (19.599) que masculina (16.342), las contrataciones de hombres siguen siendo superiores a las de mujeres (62,5 frente a 37,4%, respectivamente). Aunque la precariedad y la inestabilidad en el empleo les afecta casi por igual, ya que en ambos casos la mayoría de alta son con carácter temporal y a jornada parcial. El 65% de las contrataciones hace referencia al sector servicios (solo un 4,3% a la industria, considerada como la mano de obra estable y de calidad por excelencia) y en este terreno destaca sobremanera la hostelería: 28 de cada 100 nuevos contratos firmados en Jerez son de camareros y camareras. De hecho, revela el informe de Argos, solo en el pasado mes de marzo fueron un total de 993.

Los expertos son pesimistas al analizar la evolución del mercado laboral español tras, para colmo, la devaluación de los salarios promovida por la reforma laboral del Gobierno Rajoy en febrero de 2012. El caso de Jerez es el paradigma de lo que está ocurriendo en el resto de España, si bien en la ciudad hay cierta cronificación más que tendencia coyuntural. Los servicios suponen en torno al 82% del tejido productivo y la inestabilidad laboral es un mal casi endémico desde la reconversión bodeguera y el desmantelamiento del tejido industrial ligado al vino. Poco empleo y de mala calidad parece que serán los compañeros de viaje en los proyectos de vida de muchos jerezanos y jerezanas durante los próximos años. A ello se suma otro dato preocupante que evidencia el análisis trimestral de Argos: el 71% de contrataciones alude a personas con estudios primarios completados y estudios secundarios. Solo el 10% de estos contratos cuenta con estudios universitarios frente al 14,% de nuevas altas que ni siquiera poseían estudios. No es extraño, así las cosas, que cada más jóvenes cualificados abandonen un municipio de escasas oportunidades que perdió población en 2013 por primera vez en los últimos 15 años.

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