"Esto no es normal". Era el comentario más escuchado en la cola que se formó en la puerta del circuito de Jerez durante la mañana del domingo. Una cola cuyo final se perdía en el horizonte. En ella, cientos de personas llegadas desde todas partes de la geografía nacional dispuestas a ver a los pilotos de Fórmula Uno. Por supuesto, con Fernando Alonso como principal atractivo. "A ver si este año gana algo", comentaba Tomás Juárez, un vecino de Puertollano (Ciudad Real) que esperaba a unos 100 metros de la taquilla junto a sus amigos y familia. Salieron a las 6:30 horas, convencidos de llegar y entrar sin muchas esperas. "He venido otras veces y he entrado del tirón", señala. "Como no tenemos dinero para ir a las carreras pues habrá que venir a verlo a los entrenamientos", añade. Su amigo se queja de que en la web del Circuito no encontró cómo comprar las entradas. "No lo hemos visto muy claro, si estuviera un poco más claro las hubiéramos sacado por internet".
Poco a poco va avanzando la cola. Antonio Casado viene desde Córdoba con su pareja y unos amigos. Allí se enteró de la mala noticia: "Por lo visto Alonso ha roto motor y no sale, así que no sé ya si vamos a esperar para nada. Sale Vettel y también ha roto, vaya suerte". Era la primera vez que se acercaba al Circuito y al final se quedó con las ganas de ver al piloto asturiano. Como Sebastián Díaz, un vecino de Los Palacios asiduo del trazado los últimos años para ver los entrenamientos de Fórmula Uno y que tampoco se esperaba tanto público. Aunque no para todo el mundo supuso una mala noticia. Los vendedores de los puestos de comida rápida de los alrededores del Circuito aprovecharon para repartir folletos y hasta se vio a más de un cuponero intentando colocar sus números: "Yo sé que no toca, pero y si toca, ¿no te va a dar coraje? Venga hombre, que te voy a mandar a Punta Cana", decía a voz en grito provocando las risas de los presentes.
Una vez dentro, donde se concentraron más de 20.000 espectadores según datos del propio Circuito, los aficionados se quedaron con las ganas de ver más a Fernando Alonso, que solo pudo completar seis vueltas a bordo de su nuevo McLaren. No fue un buen estreno. Estuvo más tiempo en el hospitality del equipo que en la pista, por lo que esa zona también la rondaron aficionados deseosos de encontrarse con él y echarse una foto. Tarea harto difícil porque no se dejó ver mucho, aunque se le pudo ver fugazmente acompañado por su padre y su pareja. Sí estuvieron más accesibles Jenson Button o Lewis Hamilton, que pasearon por el paddock para deleite de los aficionados que consiguieron salir del Circuito con fotos suyas en sus teléfonos móviles.
En las gradas todos se lamentaban de haberse desplazado y no haber podido ver a Fernando Alonso más tiempo: "¡Sal aunque solo sea dos vueltas!", bromeaba un chico desde la tribuna VIP. "Es una pena que haya dado tan pocas vueltas", se lamentaba Andrés Pérez, que vino desde Málaga para ver el (re)estreno en su nueva escudería. La buena temperatura que hizo durante toda la jornada atrajo a muchas personas que decidieron cargar la nevera en el coche con la comida y bebida necesaria para pasar el día. Como hicieron Juan Luis y María, una pareja de Huelva que también estaba algo decepcionada, pero que disfrutó con el resto de pilotos: "Venimos siempre que podemos y aunque no haya estado mucho rato ha merecido la pena venir", decía ella. Aunque no fue el único español. Carlos Sainz también se estrenó a bordo de un monoplaza (Toro Rosso), aunque evidentemente era menos conocido. "¿El hijo del de los rallys?", comentaba una señora que se acababa de enterar.
Este tipo de eventos también sirve para dar trabajo, aunque sea por unos días, a los encargados de los puestos de comida que hay bajo las gradas. Aunque solo sea por dos o tres días, llevar dinero a su casa siempre es positivo. "Aún no sé si tengo que venir mañana, me lo tienen que decir, espero que sí", comentaba una vendedora de perritos calientes. "¡La cerveza, la Fanta, la Coca Cola...!" El mítico grito de guerra de un vendedor de bebidas ambulante recorre el graderío, para sorpresa de algunos. "Es lo último que esperaba encontrarme aquí", comentaba una muchacha a su novio. El tiempo va pasando y la esperanza de ver en acción al asturiano se va desvaneciendo. Aunque el martes hay una nueva oportunidad. Llegan las cinco de la tarde y acaba el entrenamiento. Tras ocho horas toca cerrar las puertas. Los aficionados desfilan hacia la salida y las escuderías trabajan para preparar los coches para el día siguiente. Este solo es el primer round de los cuatro que habrá en Jerez esta semana.
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