Trabajan a diario para que los demás disfruten de la fiesta. Durante una semana, decenas de grupos tocan en diferentes casetas como modo de vida o para ganar un sueldo extra a final de mes.

Trabajar cuando los demás se lo pasan bien es a veces complicado de asimilar, pero cuando esto se desarrolla en un evento como la Feria del Caballo, se hace aún más difícil. Durante una semana muchos son los solistas y grupos que amenizan las tardes y noches en diferentes casetas del Real. Músicos profesionales, otros aficionados, venidos de Jerez y de fuera, que se buscan un sueldo extra que les permita pagarse sus estudios o afrontar con más alivio las facturas.

Con Soniquete es un grupo sevillano que toca durante la semana de la Feria del Caballo en varias casetas. Formado por cuatro miembros, de Sevilla y Lebrija, estuvieron hace dos semanas en la Feria de Abril y próximamente estarán en la de La Manzanilla, en Sanlúcar, antes de comenzar la temporada de verano en bares y pubs. Miguel Campos, una de las voces, señala que “trabajar en Feria no está pagado” por las incomodidades en cuanto al poco espacio que suelen tener para tocar y el ruído que que soportan, pero reconoce que “compensa, si no no estaríamos aquí”. Sus contratos los han cerrado gracias a un mánager y a contactos, y cuando hablamos con ellos están haciendo un descanso en la caseta de El Corte Inglés.

Miguel, de 27 años, empezó con 16 a hacer ferias y de todas las que conoce, no duda en que la peor pagada es la de Sevilla. “Allí es un escaparate, así que muchos se rebajan el caché con tal de que les salgan contratos en otros lados”. También lamenta, cada vez más, el “intrusismo”, la proliferación de cantantes y grupos no profesionales, con los cuales “no podemos competir en cuanto a precios. Tocan por muy poco y nos quitan muchos contratos a los que nos ganamos la vida en esto”. ¿Y la Feria? ¿Se puede disfrutar? “Los cantantes lo tenemos más complicado, porque tenemos que cuidarnos la voz. Vivimos de ella…”.María Martínez, de 39 años, tiene la suerte de no tener que coger a diario la carretera para venir a cantar a la Feria. Esta jerezana, que se dedica también profesionalmente a la música, acaba de terminar su pase en La Montería. “Este año está la Feria más cortita. Antes a diario tenía dos pases, incluso tres. Ahora solo uno”. Reconoce que ella es su propia manager y productora, así desde hace ocho años, cuando comenzó a cantar en ferias como la de Abril o la del Vino Fino, de El Puerto. Y aunque de todas la más mediática suele ser la de Sevilla, reconoce que como la de Jerez, ninguna, sobre todo a la hora de congeniar con el público. “En Sevilla vas a cantar, y punto, pero la gente no interactúa, no vive la actuación contigo. Aquí la gente lo vive de otra manera. Además en Jerez empiezas con bulerías y no acabas, en Sevilla cantas una y ya te están pidiendo otra vez sevillanas”.

Eso sí, piensa que la Feria “no está tan bien pagada como debiera”, aunque no se queja porque puede vivir todo el año de lo que más le gusta. “Tengo la suerte de dedicarme profesionalmente a la música y de cantar casi a diario. Y eso para una madre soltera con dos hijos es muy importante”. ¿Y María, puede desconectar un rato en la Feria? “Siempre hay un momento para hacer una escapada”.

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Jorge Miró

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