Cuando Juan Miguel del Castillo recuerda sus primeros cortos, proyectados en un pequeño auditorio de Jerez ante familiares y amigos, lo hace con cierta nostalgia. Entonces no había internet, ni YouTube, ni redes sociales. Para llenar la sala, recorría la ciudad repartiendo octavillas, invitando a conocidos a una proyección que, en muchos casos, era la única oportunidad de ver aquel trabajo.
Hoy, casi tres décadas después, el director de Techo y Comida vive un momento que simboliza el vértigo de los tiempos: en noviembre estrenará en Netflix una serie que llegará a 200 países de manera simultánea, como explica el cineasta a lavozdelsur.es.
El reconocimiento en su tierra
Su nombre vuelve a la actualidad tras conocerse que recibirá el Premio Canal Sur Radiotelevisión, en colaboración con la Asociación de Artes Escénicas de Andalucía. Un galardón que recibe en Jerez, su ciudad natal, y que enlaza con la apuesta del festival Cine con Acento, certamen que recupera el pulso cultural perdido tras la desaparición del antiguo Festival de Cortometrajes de la ciudad.
"Yo empecé en aquel festival de cortometrajes", recuerda Del Castillo en este medio. "Fue mi escuela. Lo que antes organizaba el Ayuntamiento daba alas a los jóvenes. Es una pena que desapareciera; si hubiera seguido hoy tendría treinta ediciones. Ojalá este nuevo festival dure mucho y dé oportunidades a las nuevas generaciones".

De los cortos al Goya
Del Castillo rodó más de una docena de cortometrajes antes de dar el salto al largo. Entre ellos destacó La visita, un primer ejercicio de suspense amateur, y Curso Dandalú, pieza humorística que se convirtió en uno de los primeros virales andaluces en YouTube.
La consolidación llegó en 2015 con Techo y Comida, su debut en el largometraje, rodado con un presupuesto mínimo y financiado en parte por crowdfunding. El filme, protagonizado por Natalia de Molina, se convirtió en una referencia del nuevo cine social español: más de 30 premios en festivales, tres nominaciones a los Goya y el reconocimiento de crítica y público. "Fue todo como un sueño", admite el director. "Lo que comenzó casi artesanal se convirtió en una película que todo el mundo recuerda".
Netflix: el gran salto internacional
El gran titular de este año, sin embargo, no llega desde el ámbito local ni nacional, sino global. El 14 de noviembre se estrena en Netflix la serie El cuco de cristal, basada en la novela homónima de Javier Castillo, un fenómeno editorial cuyas anteriores adaptaciones ya fueron número uno en la plataforma.
Del Castillo ha dirigido dos de los capítulos de la ficción, que se lanza en más de 200 países. "Imagínate el cambio", comenta. "De repartir papelitos en Jerez para llenar una sala a estrenar una serie en todo el mundo. Es un salto enorme".

El proyecto, producido por Atípica Films, comparte dirección con Laura Alvea y cuenta con un reparto encabezado por Catalina Sopelana y Álex García. La expectación es máxima, dado el éxito de La chica de nieve, también de Castillo, que alcanzó cifras récord en Netflix. Para el director jerezano, este estreno supone entrar de lleno en "la primera línea" del audiovisual global.
Un cine de compromiso social
Pese a los nuevos proyectos de gran envergadura, Del Castillo no olvida su raíz: el cine social. "Siempre me interesa contar historias de los más débiles, de quienes lo tienen más difícil. Los desahucios, la precariedad laboral, la enfermedad mental… son temas que quiero seguir abordando". Su próximo proyecto, que aspira a convertirse en su tercer largometraje, recupera precisamente ese tono más intimista y reivindicativo.
Entre sus referentes cita a los hermanos Dardenne, Michael Haneke o clásicos como Hitchcock y Chaplin. "Me gusta que mis películas no se queden en el guion, que el espectador se las lleve a casa y le sigan rondando después".
La mirada hacia atrás
Si pudiera hablar con aquel joven que proyectaba cortos en auditorios locales, Del Castillo lo tendría claro: "Le diría que siga igual, que no escuche a quienes dicen que es imposible. Yo no tenía padrinos, vengo de una familia humilde, pero con trabajo y esfuerzo se puede llegar".
Hoy, a las puertas de recoger un premio en su ciudad y con el estreno mundial en Netflix a la vuelta de la esquina, su trayectoria confirma esas palabras. Un camino de perseverancia que lleva el sello de Jerez, pero que ya se proyecta en todas las pantallas del planeta.




