La AMPA del centro educativo alerta de una montaña de tierra que sobrepasa el muro que rebajaron hace apenas unas semanas en el solar aledaño. "Tomaremos medidas como la situación no cambie después de Semana Santa". 

El colectivo de padres y madres del CEIP Nuestra Señora de la Paz siente que el peligro en el centro educativo aumenta conforme avanzan las obras de la nueva comisaría de Policía Nacional. "Los niños dicen que las mesas tiemblan. Si ocurre esto en las clases, sucederá lo mismo con el muro, digo yo", expresa un padre de dos alumnos del colegio a lavozdelsur.es. A finales de enero el colectivo alertaba del estado en el que se encontraba la zona colindante con la antigua cárcel, ya que un muro de más de 50 años empezó a agrietarse a causa de las obras. La delegación de Urbanismo les dio la razón y anunciaron que iban a rebajar la altura del muro para que los pequeños no corrieran riesgo alguno. Hace apenas unas semanas que los operarios finalizaron dicha modificación, incluso vallaron una parte dentro del colegio para resguardar aun más la seguridad de los niños.

"Pero ahora hay una montaña de tierra que sobrepasa el muro y que afecta a la zona del comedor. Lejos de mejorar la situación, la están agravando todavía más", señalan fuentes del grupo de padres y madres. Mientras los niños estudian dentro del colegio, fuera, a escasos metros, opera una ruidosa maquinaria de obras. Inseguridad, inquietud, es lo que sienten muchos padres del alumnado del CEIP La Paz cuando cada mañana dejan a sus hijos en las puertas del centro. "Nuestra sensación es que al final terminarán cerrando el colegio. Solo nos están poniendo piedras". Al nuevo cambio de adscripciones que afecta al número de matriculados, se suma la carencia de seguridad que está viviendo en estos momentos las infraestructuras del centro escolar anclado en el barrio de la Asunción.

El muro, construido en 1962 —fecha de la que data la antigua prisión—, "coge todo el ancho del patio donde salen al recreo niños de entre tres y once años, y tiene una altura de unos cuatro metros", explicaba una madre a este medio. "Tomaremos medidas como la situación no cambie después de Semana Santa, porque pensamos que ahora hay mayor peligro de derrumbe". Además, algunos padres informan que los más pequeños no podrán hacer su fiesta de fin de curso en junio ya que el patio se encuentra vallado. "Se está planteando desde ya". El colectivo, al no ser oficialmente una AMPA, cuenta que se encuentra totalmente desinformado, lo que aumenta la crispación y la inseguridad entre los padres del alumnado. 

 

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Claudia González Romero

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