El mítico complejo de intramuros prosigue con su proceso de degradación. El corte de la calle Canto impide además, por seguridad, la reapertura de la terraza del Astoria como espacio lúdico y cultural.
Pese a su especial protección en el PGOU vigente, el legendario Tabanco del Duque prosigue su agonía. Años de quejas vecinales y una edificación histórica pasto de la degradación no han sido suficientes para la rehabilitación de un inmueble que, para colmo, mantiene en desuso la adyacente terraza del Cine Astoria al estar bloqueada desde hace años la calle Canto. Este hecho, a juicio de Urbanismo, no garantiza la evacuación del equipamiento público en caso de actividades o eventos muy concurridos, por lo que todo es una enorme espiral de olvido, ruina y abandono.
Esta semana semana ha ardido pasto seco en el interior del tabanco y bodega. La rápida actuación de los bomberos evitó males mayores. Antonio Segura, residente en Juana de Dios Lacoste y propietario de La taberna del Segura, se queja del “abandono total” que sufre la zona. “Está cerrado, no hay acceso, por lo que puede haber sido un simple cristal que con el reflejo del sol ha provocado el incendio del pasto seco”, relata.
Hace tres años se amagó con el inicio de la rehabilitación del histórico inmueble, de titularidad municipal. Un año después se acometieron obras de emergencia y consolidación que permitieron la reapertura de la callejuela de la Vid, aledaña al tabanco. Recuperar este espacio y, de paso, el Astoria con la reapertura de la calle Canto eran prioridades de lo que se dio en llamar mesa del centro histórico, hoy un foro de debate sobre intramuros sin apenas actividad. En un reservado del mítico tabanco de Francisco Torreira, el apodado Duque de lo imposible, se reunían grupos de jóvenes a leer poesía y escuchar cante flamenco. Hoy solo los escombros, la ruina, las ratas y el fuego ofrecen una tétrica sombra de lo que aquello fue.
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