Este 30 de septiembre se cumplieron 116 años del nacimiento de María Luisa Cobo, registrada como Ignacia Cobo Peña en una familia humilde de Jerez. En un gesto de autodeterminación personal, decidió cambiar su nombre y, desde muy joven, se propuso ser la dueña de su propio destino. Su compromiso social y político la convirtió en una de las primeras referentes del feminismo revolucionario en Andalucía.
Cobos fue una mujer incansable, activa en el movimiento obrero y feminista. Participó en la organización anarcofeminista Mujeres Libres, donde combinó la lucha por los derechos de las trabajadoras con la militancia libertaria. Su vida estuvo marcada por el exilio, la cárcel y el destierro, hasta su fallecimiento en 1973.
Primeros pasos en el sindicalismo
Con apenas 22 años, en 1931, se afilió a la CNT, lo que la llevó a convertirse en un referente del anarcosindicalismo en la ciudad. Su labor se centró en organizar a las trabajadoras del sector doméstico y textil, dos colectivos muy precarizados y a menudo invisibilizados. Ella misma lo resumía en una de sus convicciones más firmes: “Las mujeres y sus oficios necesitaban sus propias herramientas y organizaciones”.
En esos primeros años, entre 1933 y 1934, formó parte de la creación del denominado “grupo mixto”, una agrupación pionera de empleadas domésticas y obreras del textil que buscaba abrir espacios sindicales a empleos tradicionalmente feminizados.
La actividad de Cobos pronto la puso en el punto de mira de las autoridades. En 1933, durante una huelga general en Jerez, fue detenida de forma “preventiva”, sin más motivo que su militancia sindical. Ese mismo año, volvió a ser arrestada por participar en la defensa de una vecina ante un desahucio. En 1934, un juzgado decretó su destierro a Cádiz, donde permaneció hasta el triunfo del Frente Popular dos años después.
Ya en 1936, de regreso en Jerez, promovió la fundación del Sindicato de Emancipación Femenina, una organización adherida a la CNT que llegó a contar con alrededor de mil quinientas afiliadas en pocos meses, convirtiéndose en un espacio clave para la lucha obrera de las mujeres.
Guerra, milicias y Mujeres Libres
Durante el golpe de Estado de 1936, Cobos se encontraba en Ronda, donde colaboró en la organización de las milicias andaluzas. En ese contexto surgió el colectivo Mujeres Libres, una de las iniciativas anarcofeministas más relevantes de la época, que organizaba la retaguardia en la Guerra Civil. Allí, Cobos desplegó sus habilidades para coordinar tareas esenciales de apoyo y resistencia.
Tras la caída de Ronda, se trasladó primero a Madrid y después a Barcelona en 1938, donde continuó su militancia pese a enfermar de pleuritis. La derrota republicana la obligó a exiliarse en Francia, donde fue internada en un campo de concentración de mujeres en Besançon junto a su compañero Juan Pedro González.
De vuelta en España, tras las promesas de Franco de no condenar a quienes no tuvieran delitos de sangre, Cobos fue detenida y delatada. A partir de ese momento comenzó un ciclo de entradas y salidas de prisión. En los juicios se defendió a sí misma, reafirmando su compromiso anarquista y negándose a delatar a compañeros.
Finalmente, fue condenada a seis años de cárcel por auxilio a la rebelión. Cumplió la pena en Madrid antes de regresar a Jerez en 1972, donde pasó sus últimos meses de vida.
Legado de una pionera
María Luisa Cobos falleció en 1973, dejando tras de sí una trayectoria de resistencia marcada por la lucha feminista y obrera. Su historia refleja la dureza de una época, pero también la fuerza de una mujer que, desde su juventud, se enfrentó a las estructuras patriarcales, a la represión franquista y al peso de la tradición.
Su vida demuestra que el feminismo de clase y la militancia obrera tuvieron nombres propios en Andalucía, y que el legado de figuras como ella sigue siendo fundamental para comprender la historia de las mujeres en España.