"Haría falta trabajar en los centros educativos un poco la educación y la inteligencia emocionales"

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LVDS aborda el crimen del instituto de Barcelona cometido por un niño de 13 años de la mano de un profesional de la Justicia y otro de la Psicología, el magistrado Manuel Buitrago y antiguo juez de menores y Elena Gil y Gil, psicóloga clínica infantil en el hospital Puertas del Sur. 

El crimen cometido por un menor en un instituto de Barcelona en la mañana del pasado lunes ha conmocionado a la opinión pública no sólo por la edad con la que ha cometido estos hechos, 13 años, sino por la aparente sangre fría que tuvo y por haberse conocido que tenía una lista negra de personas a las que quería atacar.

Para conocer de primera mano si la Ley puede actuar de alguna manera contra él y qué se le pudo pasar por la cabeza para hacer lo que hizo, LVDS se ha puesto en contacto con un profesional de la Justicia, de un lado, y una profesional de la Psicología infantil, de otro.

"Un menor de 14 años es totalmente irresponsable"

Pocas presentaciones merece Manuel Buitrago. Conocido magistrado durante 24 años, en 2014 y tras cuatro años se jubiló como juez de menores. Ahora ejerce la abogacía en un despacho jerezano, desde el que atiende la llamada de LVDS.

Lo primero que recuerda Buitrago es que la Ley de responsabilidad penal de los menores se aplica a los que tienen más de 14 y menos de 18. Por debajo de los 14 no existe responsabilidad penal en España. “La única discusión que puede haber es que un menor cometiera un hecho delictivo el mismo día que cumpliera los 14 años, puesto que ya habría que ver incluso en la hora que esa persona nació para saber si se le puede aplicar o no la Ley del menor, pero un menor de 14 años es totalmente irresponsable".

De esta manera, será ahora la Fiscalía de Protección la que podrá solicitar a la comunidad autónoma de Cataluña, o incluso de oficio la propia comunidad autónoma, el que se adopten alguna de las medidas de protección de menores en el supuesto de que se considere que este menor necesita alguna.

En cuanto a si se debería rebajar la edad penal, Manuel Buitrago reconoce que “el debate siempre está abierto", recordando que en Europa hay dos sistemas, el fijar una edad mínima o el fijar una madurez mental, adoptando España el primero de estos. “Que se puede rebajar, sí, pero ¿y si un niño con 12 años comete un delito? ¿Seguimos rebajando? Hay que señalar una edad antes de la cual se entiende que un menor no tiene formada su conciencia y por lo tanto es irresponsable penalmente, porque no se da cuenta de lo que se puede hacer o no".

“Todo apunta a un brote psicótico“

Elena Gil y Gil es psicóloga clínica infantil en el hospital Puertas del Sur. Tras conocer la noticia, señala que “todo apunta a que el menor ha tenido que sufrir un brote psicótico, sobre todo porque se ha comentado que escuchaba voces“. En este sentido, explica que este brote se ha podido deber a causas genéticas o a que ha podido sufrir un desequilibrio emocional muy alto.

Pero, ¿a qué se le denomina brote psicótico? Explica Gil y Gil que “hablamos de un brote psicótico cuando tu pensamiento está desorganizado y tiene ideas raras”, señalando que un brote psicótico “lo puede tener cualquier persona”. La psicóloga entiende que “los padres tenían que haber notado un trastorno diferente en su hijo o que notaran emocionalmente un cambio muy brusco, sobre todo cuando él tenía una lista hecha y lo tenía todo premeditado”. Así y todo, Gil y Gil afirma que “aquí lo dominante es que el niño escuchaba voces, por lo que hablaríamos de algo parecido a un trastorno de personalidad. Entiendo que las voces serían de forma imperativa, que le decían lo que tenía que hacer”

Ahora tocará que el menor sea tratado, y dentro de este tratamiento entiende que “el más indicado sería un tratamiento cognitivo conceptual, y sobre todo abordar lo que es el contexto familiar, que es muy importante”.

Una de las preguntas que se hace la opinión pública es si desde el propio centro educativo se podría haber detectado el problema. Elena Gil y Gil recuerda que por norma, en los centros tiene que haber un orientador, si bien éstos sólo tratan temas escolares como dificultades de aprendizaje, dislexia, hiperactividad o déficit de atención. “Cuando hablamos de temas de personalidad ahí apenas se toca nada, y sería importante que se hiciera”, aunque también considera que más que en los colegios e institutos, esto debería detectarse en las propias familias. “Seguimos un patrón en el que el niño tiene que seguir unas normas, y este tipo de conductas fuera de lo normal se detectan en la vida cotidiana. Muchas veces un tutor con un niño de 13 años no puede detectarlo porque evalúa al niño en conocimientos y contenidos, no si se adapta en un mundo con iguales, qué papel juega dentro de la pandilla y dentro de la clase… Eso no se evalúa y es muy importante. Haría falta trabajar en los centros educativos un poco la educación emocional y la inteligencia emocional”.

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Jorge Miró

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