La Feria del Caballo de Jerez volvió a convertirse este martes en un punto de encuentro para celebridades, y entre los rostros reconocidos que pasearon por el Real del González Hontoria destacaron Fran Rivera y Bárbara Rey. Ambos coincidieron en la misma jornada, aunque en casetas diferentes, no produciéndose un encuentro directo. La atención mediática no tardó en dirigirse a ellos, especialmente después de los comentarios cruzados que protagonizaron días atrás en la Feria de Sevilla.
Durante una fiesta celebrada por el Turronero en el Real de Los Remedios, la televisiva Amor Romeira desveló una escena que no pasó desapercibida. Según contó, el hijo de Paquirri y Carmina Ordóñez habría dedicado una canción a Bárbara Rey con una frase que no dejó indiferente a nadie: "Ojalá hubiera sido ella mi madrastra y no la hija de fruta que me tocó", en clara alusión a Isabel Pantoja, con quien mantiene una relación tensa desde hace décadas.
Un pasado sentimental que sigue generando titulares
El comentario de Rivera no solo sorprendió por su tono, sino también por traer a la memoria un episodio del pasado: la relación que Bárbara Rey mantuvo con Paquirri antes de que el torero iniciara su historia con la tonadillera. Incluso Sofía Cristo, hija de Rey, se sumó días atrás con una nota de humor: “Fran podría haber sido mi hermanastro”, dijo entre risas, avivando aún más la curiosidad mediática.
Aunque este martes Bárbara y Fran visitaron la Feria del Caballo, sus pasos no se cruzaron. Tanto una como otro disfrutaron con amistades del paso por el Real jerezano. Hubo incluso quien bromeó en redes sobre si la actriz se había encontrado con el doble del rey Felipe VI.
El peso del pasado sentimental y la notoriedad pública de sus protagonistas han devuelto a la actualidad una historia que mezcla familia, televisión y viejos amores. En la era de las redes sociales y los reencuentros imposibles, bastan unas pocas frases para que los ecos del pasado retumben con fuerza renovada.
Mientras tanto, la Feria de Jerez sigue su curso, convertida en escenario no solo de tradición y alegría, sino también de narrativas personales que se cuelan entre sevillanas, farolillos y miradas curiosas.