Varios agentes en representación de la Policía Nacional de Jerez han realizado en el día de hoy una visita de lo más especial al Hospital Universitario de la ciudad para acompañar a los niños y niñas ingresados. La presencia de la Unidad Canina ha sido principal novedad de una iniciativa que se repite cada año por estas fechas y que busca aportar un respiro emocional a los menores hospitalizados.
La tradicional visita institucional ha vuelto a desarrollarse, como indican desde la Policía Nacional, con el objetivo de aliviar la estancia de los pequeños que afrontan estos días considerados entrañables desde una cama hospitalaria. Los agentes explicaron que esta acción forma parte de su compromiso social y de su intención de mantener la cercanía con la ciudadanía, especialmente con los niños.
Regalos, emoción y la novedad de los perros policía
Adrián Domínguez, portavoz del Cuerpo en Jerez, destacó que “traemos algunos regalos. Por nuestra experiencia, para los chicos hospitalizados es una alegría recibir esta visita. Así lo califica el personal médico y de enfermería. Nos han invitado a estar aquí y la Policía Nacional va a estar todos los años que nos requieran”. Subrayó además la incorporación de los guías y agentes caninos, señalando que “contamos con la novedad de que han venido los compañeros de guías caninos con nuestros agentes caninos. Es una visita entrañable e inspiradora para nosotros”.
El portavoz explicó que el trabajo policial también permite ver “las situaciones más difíciles, lo peor de cada casa, pero también lo mejor del ser humano y eso nos llena de orgullo. Para nosotros es muy gratificante. Las familias también quedan muy satisfechas. Hacemos nuestras visitas con el mayor cariño”. Los agentes destacaron el impacto positivo que produce el contacto con los animales entre los menores ingresados.
La supervisora de Pediatría y Urgencias Pediátricas, Rosa López, resaltó el efecto inmediato que la visita tiene en los menores: "Es una experiencia superbonita. Ya han venido en más ocasiones. Los chiquillos se vuelven locos porque todo lo que sea uniforme a ellos les encanta y le gusta mucho esta visita”. Añadió que para los pequeños, incluso en un entorno clínico exigente, la presencia policial supone un alivio emocional: “Estar ingresados en una planta de hospitalización pediátrica, aunque solo sea algunos días, recibir esta visita se les olvida cualquier dolor o malestar que tengan. Es una mejoría en ese momento y se ve en sus caras de felicidad”.
La actividad alcanzó a diez niños ingresados, entre ellos un bebé de doce meses y un adolescente de 17 años, a quien también se acogió en la planta pediátrica pese a superar la edad habitual del servicio, tal como apuntó Rosa López: “Diez niños ingresados entre doce meses y un chaval de 17 años, que aunque la hospitalización pediátrica es hasta 14 años, cuando hay algún adolescente también lo acogemos en la planta pediátrica".
