La IX edición del salón se despide en alza tras una cita que se ha movido en un tono discreto.

La IX edición de Vinoble se despidió con una cata de vinos de cinco de las denominaciones de origen más prestigiosas del mundo, Tokaj, Oporto, Madeira, Jerez y Sauternes, un espectacular punto final a una cita que salva los muebles aunque debido a las restricciones presupuestarias, entre otros factores, se ha movido en un tono general bajo, tanto por la universalidad de la muestra como por el volumen de negocio que genera. Este hecho salió a relucir a la conclusión de la cata, en cuyo transcurso incluso se propuso un brindis para devolver a Vinoble al sitio que se merece, así que, tras hacer referencia, sobra hacer más comentarios.

Vamos de cata. ‘Tokaj Hetszölo’ presentó un vino de seis puttonyos –al fin–, seis capachos de uva botritizada de un caldo que es conocido como vino de reyes, rey de los vinos, un buen eslogan, sin duda, para un vino estupendo en el que no se notan –bueno, no abruman– los 173 gramos de azúcar por litro que contiene.

La casa portuguesa Poças presentó un Oporto Colheita 1967 embotellado este mismo año. Un vino de proceso oxidativo elegante y muy complejo perteneciente a unas existencias sobre las que la familia propietaria va decidiendo cómo sacarlas al mercado, siempre con la premisa de que el vino debe tener al menos siete años de antigüedad.

De Madeira llegó un terrantez de Henriques & Henriques. De las 480 hectáreas de viñedo que en la actualidad tiene Madeira, solo una hectárea y media se dedica a esta uva blanca. Este vino alcanza los 75 gramos de azúcar por litro.

El jerez corrió al cargo de González Byass. Su enólogo Antonio Flores defendió un palo cortado de añada, de 1987. Flores recordó que el sistema de añadas era anterior al tradicional de criaderas y soleras, instaurado a finales del siglo XIX, y que la casa destina todos los años las 200 mejores botas del mosto yema de la uva recién vendimiada para elaborar este tipo de vinos. Recordó el misterio del palo cortado, de por qué un vino que en principio se iba a destinar a crianza biológica (finos) de repente se gira hacia los de crianza oxidativa (olorosos). El ‘Palo Cortado 1987’ es un vino extremadamente seco 1,5 gramos de azúcar/litro que Flores definió como “un vino glorioso, a un paso de la eternidad”. Ahí queda eso. Desde luego, le anda cerca…

Tras estos teloneros de lujo, cerró la gala ‘Château d’Yquem 1996’, que fue defendido por Pancho Campos, comisario de Vinoble en anteriores ediciones. Campos repasó la historia de la bodega –“el vino, sin cultura, es alcoholismo”, dijo– que ha pertenecido durante siglos a la familia Lur-Saluces y que hoy forma parte del emporio del lujo LVHM. El trabajo en la viña es fundamental, con una producción extremadamente reducida que no llega a los 1.000 litros/hectárea. Durante una vendimia, las cuadrillas pasan hasta en cinco ocasiones recogiendo las uvas en las que la botritis cinérea es óptima… todo para conseguir un vino único, desde finales del siglo XVIII grande entre los grandes y en la mesa tanto de los zares de Rusia como de los presidentes de Estados Unidos. Un vino enorme, sin duda.

Esta gran cata ha venido a recordar la escasa presencia en Vinoble de los grandes vinos internacionales con los que el Jerez debe medirse y, en consecuencia, el hecho de que la cita debe recobrar protagonismo internacional, ya que corre el riesgo de convertirse en una cita excesivamente local, con un exceso de protagonismo para el Jerez, que debe tenerlo, por supuesto, para eso juega en casa, pero sin abrumar.

Pese a todo, la programación de Jerez ha sido inteligente y se ha centrado en lo mollar. Así, ha sacado partido en la cata dirigida por Beltrán Domecq del palo cortado, el vino de moda de la D.O., tal y como dicen abiertamente todos los actores del Marco. Por su parte, César Saldaña, junto al Master Wine Pedro Ballesteros, protagonizó una cata más aventurera, al presentar bajo el nombre de las ‘Avenidas del Jerez’ algunas de las experiencias que está llevando a cabo la nueva generación del Marco (estén o no en la D.O.), experiencias que se extienden al uso de nuevas varietales, vinos de pago y novedosos procesos de vinificación.

Bien, las espadas quedan en alto. Hay dos años por delante. Ahora le toca al nuevo gobierno municipal, en colaboración con el resto de Administraciones, si tira para arriba con Vinoble o sigue con un perfil bajo que hará que siempre se añoren tiempos pasados… 

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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