Interior de la discoteca Momart, en Cádiz, en una imagen de archivo.
Interior de la discoteca Momart, en Cádiz, en una imagen de archivo.

Las agresiones y los robos se incrementan en una noche en la que los jóvenes se concentran en Muñoz Arenillas, San Francisco y el botellódromo de la Punta de San Felipe, que acogió a más de 5.000 personas.

Día 24 de diciembre, Nochebuena. Miles de jóvenes de toda España salen de fiesta para celebrar con los amigos una fecha especial. En Cádiz, las concentraciones en la plaza de San Francisco y en la calle Muñoz Arenillas (lugares donde tradicionalmente albergan la mayor diversión en estos días) servían de preámbulo para muchos de los que finalmente acabaron en la Punta de San Felipe, que llegó a acoger a más de 5.000 personas en una noche que se saldó con dos detenidos en el paseo marítimo y con múltiples peleas, tanto en el propio botellódromo como en una de las discotecas de moda de la capital gaditana.

Aquel día estaba anunciada la unión de sus dos salas: Momart, la más pequeña de las dos y que cuenta con terraza, y el Theatre, una de las de mayor aforo de la ciudad gracias a las grandes gradas que posee junto a la pista. Fue en la chica donde, según los asistentes a la fiesta, tuvieron lugar la mayor parte de los conflictos. Rocío, una de las jóvenes que estaba esa noche celebrando la Nochebuena junto a varios amigos, se queja del escaso control de personas en cada uno de los lugares. "Yo veía cómo la gente pasaba de una sala a otra sin ningún tipo de control, y Theatre es más grande pero Momart se colapsa muy pronto", relata.

Trabajadores del establecimiento, por su parte, narran que "dentro —por Momart— se liaba cada dos por tres, había hostias por todos lados". De esta manera, "los porteros más veteranos estaban en la grande" al existir un mayor riesgo de agresiones. Sin embargo, "hubo que cambiar a algunos de ellos" para que controlaran la situación en la sala pequeña. De hecho, algunos de los chavales que fueron a la fiesta acabaron sangrando debido a los cortes y puñetazos. Pero en el Theatre también se produjeron peleas. "Se hizo un círculo grande en la pista y comenzaron a lanzar vasos", cuenta otro trabajador, provocando así el miedo en los asistentes al local de la Punta de San Felipe. "Todas las peleas eran siempre entre chavales de fuera, no de Cádiz", aclara otro empleado, que cuenta que "no son conocidos por nosotros".

Aunque lo peor aún no había ocurrido. Poco antes de las seis de la mañana, la pista de la sala grande estaba abarrotada. "De repente se dispersó todo el mundo", cuenta Rocío que, al estar arriba en ese momento, vio cómo se habían provocado varias peleas simultáneas "por un montón de puntos de toda la discoteca" y cómo se expandía un extraño humo por toda la pista. "Habían tirado gas pimienta, pero no pudo ser con un spray porque se esparció rápidamente". A consecuencia de esto, "todo el mundo empezó a subir las gradas como unos locos", relata la joven, que confiesa que llegó a asustarse "cuando vi a todo el mundo correr y formando un tapón para salir".

Ella, que en aquel instante estaba con sus primos, trató de salir del Theatre en dirección al Momart, pero "los porteros nos dijeron que no podíamos pasar porque se había colapsado la sala" y no dejaron otra opción que "salir por la puerta de la sala grande". Sin embargo, tomar esa dirección implicaba atravesar "todas las peleas que había en ese momento", por lo que optó por esperar en una zona donde veía "a todos tapándose la cara y corriendo de un lado a otro" hasta que por fin logró salir.

María, en cambio, estaba justo en la pista cuando se lanzó, según ella, "una bomba de gas pimienta". "Estuve justo cuando la echaron y me tragué todo, supongo que igual que otra mucha gente", relata la joven, que cuenta que "casi me muero ahí asfixiada". No vio, sin embargo, la pelea porque "no estuve pendiente, me lloraban muchísimo los ojos" y solo alcanzó a ver "a los porteros corriendo" en medio del caos en el que se convirtió por un momento la discoteca gaditana. Otro de los trabajadores confirma el suceso y cuenta que "estaba todo el mundo con la boca tapada y me di cuenta que era gas pimienta porque comenzó a picarme la cara", al tiempo que se congratula de que no ocurriera nada más porque, por suerte, "se quedó enseguida la pista vacía". 

Así las cosas, lavozdelsur.es ha contactado con Carlos Veigas, propietario del establecimiento, para aclarar lo sucedido. "Que un tonto se cuele con un spray de pimienta es incontrolable por mucha seguridad que tengamos", ha explicado, descartando que se trate de cualquier otro artilugio. "Eso afecta a las 20 o 30 personas que están alrededor, que se esparcen y a los cinco o diez minutos vuelven sin ningún tipo de consecuencias" más allá del picor que produce. Un problema que, como recuerda el empresario del ocio nocturno gaditano, "podría ocurrir en cualquier local del mundo" en el que se mezclen alcohol y aglomeraciones.

Dos detenidos en el Paseo Marítimo

En aquella misma jornada, la Policía Local detuvo a dos individuos por los presuntos delitos de robo con fuerza, usurpación de funciones, resistencia activa y amenaza de muerte a las fuerzas actuantes. Los hechos se produjeron alrededor de las 1:30 horas, en el Paseo Marítimo. Allí, una pareja de jóvenes informó a los agentes de que dos personas se estaban haciendo pasar por Guardias Civiles para robar a los viandantes. Una vez percatados dichos individuos de la presencia de la Policía, emprendieron la huida.

Fue entonces cuando se inició una persecución que concluyó con la captura de R.G.T., de 37 años y natural de Cádiz, que al ser cacheado se le hallaron varios objetos de otra pareja que identificaron y les manifestaron que dichos individuos les pararon y le registraron haciéndose pasar por Guardias Civiles. Poco después se detuvo a la otra persona, identificada como M.R.F., de 39 años de edad y natural de Cádiz.

Durante el trayecto, el primero de ellos se autolesionó con la mampara de separación del vehículo policial, amenazando e insultando a los Policías actuantes. Una vez en la Jefatura de la Policía Local, intentó huir y ofreció una resistencia activa fuerte, a la vez de la amenaza a muerte si no se le hubiese intervenido el cuchillo tipo pincho que portaba para intimidar a sus víctimas. Ambos individuos han quedado detenidos por robo con fuerza, usurpación de funciones, resistencia activa y amenaza de muerte a agentes de la Policía Local.

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Jesús Mayone

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