El empresario jerezano Fulgencio Meseguer, propietario de Bodegas Cayetano del Pino, firma este jueves la compraventa de la denominada Galería del Jerez, una impresionante colección de tesoros y patrimonio vinculado al vino del Marco de Jerez.
El acto de firma de compraventa con el bodeguero riojano Roberto Amillo, hasta ahora propietario e impulsor de una colección con unas 17.000 piezas de gran valor patrimonial, tendrá lugar a mediodía en el nuevo Centro Cultural Palacio de San Dionisio, el rehabilitado palacete de la Condesa de Casares en la plaza de La Asunción de Jerez.
Precisamente será el primer gran acto que acoja el inmueble, que adquirió el propio Meseguer cuando comenzó a apostar decididamente hace unos años por su tierra natal, una vez que vendió su empresa, Software Delsol, que fundó en Jaén y que fue pionera en implantar el modelo freemium en materia de gestión y administraciones de pymes.
¿Qué es la Galería del Jerez?
El bodeguero Roberto Amillo, natural de Logroño, comenzó a coleccionar objetos relacionados con el vino de Jerez en 1979, cuando un nieto del almirante Cervera tuvo a bien regalarle, para su boda, una botella de brandy.
Aquel obsequio lo cautivó por completo y, fue entonces, cuando decidió comenzar una colección de botellas similares. Al brandy le siguieron algunos vinos de Jerez y, finalmente, este riojano terminó por coleccionar todo tipo de objetos relacionados con el Marco, hasta que llegó a los 17.000.
Así fue cómo, el día 4 de septiembre de 2020, en plena pandemia por covid, Amillo se decidió a abrir las puertas de su propio museo del vino, de la mano de Bodegas Altanza, en la calle Asta. Allí hay unas 6.000 piezas, y este mismo jueves se aclarará si esa colección pasa a exponerse en el mismo emplazamiento actual, en un barrio de Santiago que trata de reverdecer, o se traslada, tras la compra por Meseguer, al palacio de la Plaza de La Asunción, en el corazón de la ciudad.
La Galería del Jerez, ubicada en las calles Asta y Jardinillo, en el barrio de Santiago, está enmarcada dentro del edificio de una bodega típica jerezana, como es Altanza. Su patio principal se divide en dos naves: una destinada a albergar la colección de vinos de alta gama, como La Saca, que elabora Roberto Amillo para dicha bodega; otra, cuyo fin es custodiar "la colección de objetos más grande del mundo sobre vino y brandy de Jerez", como contaba hace unos años en un reportaje con lavozdelsur.es.
Desde originales de publicidad de las bodegas a libros de enología, pasando por fotos, documentos, prensa, postales, diseños de todo tipo, cajas de cerillas, sacacorchos, carteles publicitarios, discos de campañas de vinos y brandies, medallas originales o antiguas herramientas utilizadas en la recolección y en la elaboración del vino... es sumamente complejo calcular el valor de muchas de las piezas, que ahora pasan a manos de un empresario empeñado en recuperar el tiempo que estuvo haciendo fortuna lejos de su tierra.
