Buscar un sitio para comer en la Feria del Caballo se puede convertir en una odisea si lo que se busca es calidad y precio. Se puede optar por casetas en las que se trabajan cartas muy de alta cocina o por las que ofrecen lo más clásico de la Feria, pero siempre con un toque especial.
Ese es el secreto de la de la Hermandad de la Salud, en la que 150 hermanos se echan la Feria a sus espaldas. No hoy otra si se quiere que la renta de este duro trabajo sea la más óptima.
Al frente de la cocina y con todos los galones, está Charo González. Veinte años trabajando la Feria a sus 76 años de edad. En la hermandad la llaman cariñosamente la ‘Ronaldo’ de la cocina porque de su mando todo funciona y marca todos los ‘goles’ con su mano en la gastronomía.
“En esta caseta el éxito está en que todos pueden comer en la Feria, tenga más o menos dinero. Pueden disfrutar todos”, enfatiza Charo, que prepara una paella a la marinera como plato del día. A su vera, una palangana a rebosar de papas aliñás hasta arriba, "que nos salen magníficas, nos las piden mucho y aunque es un plato sencillo en uno de los que más salen".
Sin embargo, el fuerte de la carta es la carrillá. La venden por castigo y todo el que viene a esta caseta no sale sin probarla, ya sea en plato o como montadito. Un emparedado que se denomina ‘Dimas’ en alusión a este santo, cuya imagen ha sido la que ha estrenado este año la hermandad en su misterio.
El pasado año fue el ‘Romano’, imagen secundaria que fue novedad en 2023. Es el bocado con sello propio de la cocina junto a un delicioso lagarto de cerdo a la plancha podría decirse que son los tops de una carta que se completa con los platos típicos de feria desde las frituras hasta la tortilla.
¿Y cómo gobierna Charo una cocina con diez personas trabajando? “Los conozco a todos desde niños y me respetan cuando doy dos voces y los pongo firmes”, comenta la veterana hermana, cuando a la hora de este reportaje, en la que los estómagos piden que se les tenga en cuenta, no para despachando de la gran perola en la que la paella no para de salir
Hermanos de la cofradía en el turno de barra con Carlos Molina como encargado. .
Cada mañana el encargado de la caseta, este día Carlos Molina, reúne a la gente que le toca de turno y hace la distribución del personal de barra y mesas. El de cocina es más o menos fijo. “Esta caseta de llena porque se come muy bien y a precios más que asequibles” dice a lo que apostilla la jefa de cocina que “son muy buenos precios para que la gente pobre pueda venir también”.
La paella, la carrillá, costillas en adobo…. “El secreto es echarle ganas porque hay que vender y echar esto para arriba - la hermandad- poniendo empeño y cariño”. La carrillá es lo que más se vende “además de las frituras y todos los platos clásicos de feria, que es al final lo que más piden”.
La caseta de La Salud tiene reservas para todos los días, “antes de feria lo teníamos casi todo cogido”. Charo González reconoce que es feliz en la Feria, que vive a su manera, “después dentro de pocos días me voy al Rocío a disfrutar”, porque cada día le echa unas veinte horas a la cocina de la caseta, eso sí, con una gran sonrisa y mucho de orgullo por lo que aporta con su trabajo.
Comentarios