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José tenía seis años cuando nació su hermana. El cuarto hijo del matrimonio compuesto por Cristóbal y María del Castillo, naturales del municipio sevillano de Lebrija. Corría el año 1958 cuando María del Castillo fue trasladada al hospital Santa Isabel de Hungría de Jerez, donde está actualmente el instituto del mismo nombre. Estaba embarazada de nueve meses y a punto de dar a luz. Era un 17 de agosto. La acompañaron su suegra y su hermana durante el parto, al que no pudo acudir Cristóbal porque estaba trabajando en una viña jerezana. Poco después los médicos comunicaron a los familiares que María del Castillo había fallecido a causa de una anemia aguda, y con ella, la niña recién nacida. Todos creyeron la versión del personal médico, nadie se lo cuestionó durante años.

Pero José Ruiz empezó a atar cabos mucho tiempo después, a raíz de que empezaran a publicarse en muchos medios de comunicación los casos de supuestos bebés robados, que en la provincia superan las 350 denuncias. En 1998 falleció su padre y fue desenterrada su madre para que yacieran juntos. Aunque en aquel momento no fue consciente, hace unos pocos años recordó que no había visto nada en los pies de su madre que le indicara que ahí estaba también su hermana pequeña. No había rastro del bebé. Ni el enterrador ni un vecino suyo presente aquel día recuerdan haber visto nada.

Fue por casualidad, un día hablando con una tía suya de Madrid, cuando José decidió definitivamente recabar documentos e investigar qué pasó con su hermana. Si es que fue una hermana lo que tuvo, porque ya duda hasta de eso. A su madre se le practicó una cesárea. Y él no lo sabía. "Si una persona llega grave y le hacen la cesárea el niño sale vivo. Si nace muerto tiene que haber un registro". Y no lo hay. Su madre, según cuenta, no consta en el registro de entrada del hospital. Aunque se da la circunstancia de que tiene dos registros de defunción.

Uno que dice que falleció en el hospital jerezano y otro que lo hizo en su casa de Lebrija. En el Registro Civil consta que recibió sepultura en el cementerio de la Merced y no aparece por ningún lado que en el ataúd fuera un bebé. El funcionario que firma el registro falleció en 2008, varios años antes de que José se pusiera a investigar. "Si llega a estar vivo voy a verlo", apunta convencido. En el registro de la Parroquia de Nuestra Señora de la Oliva de Lebrija aparece que murió en el municipio sevillano a los 26 años. "Los dos dicen lo mismo pero los dos son erróneos, murió con 29 años, ya que nació el 17 noviembre de 1928", comenta José. "Del feto no hay registro ninguno, ni en los Registros Civiles de Jerez, ni en los registros municipales, ni en el del hospital, ni en el del cementerio ni en el de la iglesia de Lebrija".

"¿Adónde fue el cadáver?, ¿Estará vivo o viva?", se pregunta José, que no pierde la esperanza de encontrar a su hermana, que en la actualidad tendría 56 años. Muy activo en foros sobre bebés robados, hace poco encontró a una mujer de Alicante con la que coincidían las fechas. Ella fue dada en adopción en septiembre de 1958, pero no quiso ir más allá y cuando José le pidió cierta documentación dejó de comunicarse con él. "Suele pasar, hay mucha gente que tiene miedo o que no le interesa remover el pasado porque ahora están muy bien", explica. Él mismo cuenta que sabe del caso de un conocido que tiene ahora 33 años y que le costó a sus padres actuales casi un millón de pesetas. "La madre fue a una clínica de Madrid por él, se puso un cojín en la barriga para entrar y cuando salió lo hizo sin cojín y con el niño en brazos. El niño ahora tiene su carrera, está trabajando en Sevilla y no quiere saber nada", relata.

El pasado mes de mayo el Juzgado de Instrucción nº5 de Jerez archivó su caso. El delito ha prescrito. El Código Penal establece que la detención ilegal de menores por parte de un funcionario público prescribe en 15 años desde que el menor cumple la mayoría de edad, esto es, a los 33 años. Aunque no haya sido estimado su caso, José lo tiene claro: "Con las pruebas que tengo estoy convencido de que mi hermana está viva, y más cuando en mi familia nadie vio el bebé muerto". Se ha hecho pruebas de ADN y está dispuesto a cotejarlas con cualquier persona que fuera adoptada en los meses posteriores a agosto de 1958. Su hermana, o su hermano, puede aparecer en cualquier momento. Él así lo espera.

Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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