Hace unos nueve meses el gobierno municipal, que lidera la alcaldesa María José García-Pelayo, anunció que Jerez contaría con una ordenanza reguladora de las Zambombas, una consecuencia lógica de un fenómeno turístico, social y económico que va a más y que ya iba necesitando una norma municipal que, de alguna manera, siente una bases y unas normas de organización y convivencia.
Sin embargo, la referida ordenanza no parece que vaya a llegar en tiempo y forma antes de las celebraciones prenavideñas de este año, ya que su compleja tramitación y los plazos legales que encierra han dificultado tenerla en vigor este año. Eso al menos es lo que se desprende de los anuncios que, en el transcurso de una entrevista con lavozdelsur.es —que se publicará íntegramente este fin de semana—, ha realizado en este sentido la regidora jerezana.
El bando de Zambombas, a primeros de octubre
García-Pelayo, que ha anunciado que firmará y publicará el bando municipal que tradicionalmente regula estas celebraciones en unas dos semanas —"pretendemos sacar el bando de Zambombas a primeros de octubre para que haya tiempo de ir organizándolas"—, sí ha adelantado que pretende "descentralizarlas" para, de alguna manera, no "saturar" el centro histórico de la ciudad y rebajar de ese modo los efectos nocivos del boom turístico y la masificación que generan estas fiestas tan típicamente jerezanas y que, como contrapartida, provocan numerosas molestias a los residentes del centro histórico de la ciudad.
Tras confirmar que el pistoletazo de salida de estas celebraciones se producirá el penúltimo fin de semana de noviembre —el alumbrado navideño se inaugurará el 21 de ese mes—, Pelayo ha asegurado que "estamos intentando no saturar el centro, estamos haciendo un fuerzo, y este año vamos a intentar descentralizarlas a los barrios y a distintos puntos del centro, abriendo escenarios nuevos y para que no todo pivote sobre la plaza de la Asunción".
En este contexto, pese a lo anterior, ha recordado que "cualquier ciudad de España donde realiza sus actos más importantes, su actividad cultural, es en el centro. Entonces, pensar que Jerez tiene una Zambomba que está reconocida como Bien de Interés Cultura (BIC), que tenemos un Festival de Jerez que celebra su 30 aniversario en 2026, y que el centro no lo va a sentir, no lo va a notar, es imposible. ¿Eso significa que tenemos que dejar que todo se desmadre? No. Eso significa que poco a poco tenemos que ir tomando medidas para intentar que se concilie el derecho a disfrutar de nuestras tradiciones con el derecho a vivir en el centro. Cualquier ciudad que se precie donde vive es en su centro. Es complejo, pero es así".
"¿Qué queremos un centro vivo o un centro muerto?", se ha preguntado García-Pelayo, quien ha advertido que "debemos actuar con mucha responsabilidad porque las Zambombas se han convertido en un gran pulmón para Jerez. Hay que cuidarlas conciliando con el vecino, pero no debemos fustigarnos porque es una oportunidad y un evento importante".