Un centenar de personas respalda una concentración ante la sede del Obispado para protestar por el traslado de un retablo del monasterio a Setenil.

Hace 14 años que la comunidad de padres cartujos abandonaba la Cartuja de Jerez, uno de los monumentos más importantes de la provincia de Cádiz y declarada Bien de Interés Cultural. Tras su marcha, cedían al Obispado de Asidonia-Jerez todos los bienes del monasterio, esos que habían mantenido y recuperado desde que en 1948 se asentaran en el histórico edificio tras más de cien años de abandono. Ahora, la Cartuja vuelve a ser noticia después de conocerse que el obispo está negociando el traslado del llamado retablo del Capítulo de Padres, del siglo XVIII, a la iglesia de la Encarnación de Setenil de las Bodegas. El motivo que esgrime el obispo, José Mazuelos, es que en la población serrana tendrá "un mayor culto litúrgico y artístico”, debido a que actualmente la Cartuja no es visitable, además de señalar que la pieza se encuentra sobre una pared que sufre de humedades.

La noticia pronto empezó a circular por redes sociales, encontrando el rechazo de numerosos jerezanos y expertos en Arte, que consideran que una pieza de semejante categoría, que además fue donada por los cartujos, no debería abandonar el edificio. De esta manera, y de forma espontánea, se decidió que en la jornada del 1 de noviembre todos aquellos que estuvieran en contra de la decisión del Obispado se concentraran a las puertas de su sede, el palacio de Bertemati. La movilización, finalmente, ha sido secundada por aproximadamente un centenar de personas.

“Es un disparate quererse llevar la pieza, tanto por el deterioro que puede sufrir al desmontarse y al volverse a montar tanto como por el peligroso precedente que puede crear de que esto sea un continuo cambalache de una iglesia a otra”, señala Manuel Romero Bejarano, historiador del Arte y una de las personas que ha protagonizado la concentración. Romero recuerda que desde la fundación de la Cartuja fue un monasterio muy importante y que los monjes, a lo largo del tiempo, consiguieron gestionar muy bien el patrimonio que tenían, lo que generó muchos beneficios que se invirtieron en obras de arte. “El problema es que con la Desamortización de Mendizábal muchas de esas obras de arte o se perdieron o se dispersaron y el caso más conocido son los cuadros de Zurbarán, que están por todo el mundo, pero otras o bien cambiaron de sitio o permanecieron ahí”. Por eso, lamenta que con la “labor tan importante” que hicieron los cartujos “para intentar recuperar el monasterio, con el apoyo de muchas instituciones, ahora se pueda perder una pieza tan importante dentro de este conjunto monumental”.

De la misma opinión es la también historiadora Esperanza de los Ríos, que a su vez fue una de las promotoras de la concentración a las puertas de Bertemati. “El retablo es de Jerez y si se lo dejaron los cartujos a Jerez aquí se tiene que quedar”. De los Ríos señala también que la Cartuja “es el monumento más expoliado de la provincia de Cádiz, primero con los franceses, luego con la Desamortización y después cuando entre otras cosas se destruyó el retablo mayor, obra de Alonso Cano, José de Arce y Zurbarán, que se quemó en la cuesta de Orbaneja para sacarle el oro. Menos mal que al menos se salvaron las piezas escultóricas y las pinturas de Zurbarán”.

El argumento que aporta el Obispado para trasladarse la pieza también es criticado por estos expertos en arte. Romero Bejarano considera directamente que “se creerá que somos tontos, porque si el problema es que la pared tiene humedad, que la arreglen, y si es que en Setenil no tienen retablo, que hagan uno, aunque es mentira porque sí que tienen”. En este sentido, De los Ríos señala que la localidad serrana dispone de un retablo pictórico “enormemente valioso, de finales del XV o principios del XVI” del que le han llegado “rumores” que se quiere traer a Jerez, en concreto a la Catedral, a modo de intercambio con el de la Cartuja, algo que tampoco ve acertado “porque no es cuestión de vestir a un santo para desvestir a otro”.

Pero el traslado del retablo cartujano a Setenil no es el único problema que denuncian estos historiadores, que señalan el “oscurantismo” que hay en torno a la Cartuja desde que las religiosas de Belén llegaran al monasterio. “Antes con los cartujos se podía visitar el monumento una hora a la semana –solo los hombres-, ahora nadie, pero es que tampoco los investigadores podemos acceder con las monjas, cuando los cartujos no nos podían ningún tipo de problemas”, admite Romero Bejarano. Es más, denuncia que estas religiosas están “cargándose el monasterio desde el punto de vista artístico. Están tapando, pintando, cosas que en un principio no revisten mayor importancia hasta que uno va viendo cómo va avanzando el proceso. Hablamos de un edificio entre gótico y barroco que costó mucho trabajo reparar a los cartujos y que ahora lo están redecorando otra vez con un estilo minimalista y cateto, con iconos, con esteras, como si eso fuera un polideportivo”. Esperanza de los Ríos señala incluso que las religiosas “han pintado de blanco un retablo” y exige que los investigadores y restauradores puedan “ver y diagnosticar la situación del monumento para que valoren todo lo necesario para repararlo”. Igualmente recuerda que la Cartuja, al estar declarada como BIC, se tendría que abrir, por ley, como mínimo, un día a la semana. “Y la ley en España la tienen que cumplir curas, monjas, seglares y todo el mundo”.Romero Bejarano también incide en que las religiosas no cumplen la ley, y que desde el Obispado esgrimen la clausura de las religiosas como motivo para que no permitan visitas, algo que, por otra parte, no entiende. “Los argumentos que dan son muy pobres, porque comunidades de clausura hay en muchos monasterios y se pueden visitar. Evidentemente no te vas a meter en una celda con una monja, pero tenemos ejemplos como Las Descalzas de Sanlúcar, Santa Paula en Sevilla, Miraflores, Las Huelgas en Burgos… y son comunidades de estricta clausura, pero aquí no quieren y no quieren. Pero ya no es una cuestión de clausura, es que parece que la Cartuja es de ellas”.

Durante la concentración en Bertemati se ha leído un manifiesto y se han recogido firmas que los promotores quieren entregar a José Mazuelos en unos días, con la esperanza de que además les atienda en una reunión privada.

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Jorge Miró

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