Los campos de amapolas en la Baja Andalucía, especialmente en la provincia de Cádiz y el Bajo Guadalquivir, ofrecen paisajes espectaculares durante la primavera, cuando la floración tiñe de un intenso rojo los campos de cereal y olivares. Aunque no existen rutas oficiales señalizadas, hay varias zonas donde se pueden observar estos campos. Una de ellas está a la altura de la barriada rural Mesas de Asta, en la campiña de Jerez.
En un paisaje rural donde se mezclan los campos de trigo, los olivares intensivos y el horizonte se recorta con la torre de Macharnudo, sobresale la pugna del manto rojo de las amapolas ganando terreno a la invasión de espejos de huertos solares y paneles fotovoltaicos.
Jerez se ha convertido en la segunda potencia nacional en implantación de energías renovables. Un hecho que impacta directamente contra el paisaje del sexto término municipal del país y que ocupa cientos de hectáreas de campos que antaño tenían fines de producción alimentaria. Las amapolas, no obstante, y como puede apreciarse en estas imágenes, resisten una primavera más.
Visitar los campos de amapolas
La mejor época para visitar estos paisajes de amapolas es ahora. La floración suele alcanzar su punto máximo entre finales de marzo y principios de mayo, por lo que se trata de un gran momento para recorrer parajes de la campiña de Jerez o de las cercanas Trebujena o Lebrija para descubrir estas auténticas alfombras de una belleza muy especial.
La amapola (Papaver rhoeas) es una planta herbácea que pertenece a la familia de las papaveráceas. Se caracteriza por sus flores brillantes y rojas, aunque también existen variedades de amapolas de colores blancos o rosas. Esta flor es conocida por su simplicidad y belleza, pero también por su simbología.
En la cultura popular, las amapolas han sido asociadas con la memoria, el recuerdo y la paz debido a su presencia en los campos de batalla, especialmente durante la Primera Guerra Mundial, cuando el escritor John McCrae escribió el famoso poema In Flanders Fields sobre las amapolas que crecían en los campos de batalla.
Significado cultural y medicinal de la amapola
Resistentes pese a la fugacidad de su floración, además de su belleza visual, las amapolas tienen una importante relevancia cultural y medicinal. En la antigua Grecia, se creía que las amapolas podían inducir el sueño y se utilizaban como remedios naturales para aliviar el dolor y los trastornos del sueño. Su látex contiene compuestos alcaloides como la morfina, conocida por sus efectos analgésicos. Sin embargo, también se sabe que la morfina y otras sustancias presentes en las amapolas pueden ser adictivas, lo que hace que su uso medicinal deba ser supervisado.
A nivel culinario, las semillas de amapola se utilizan cada vez con mayor frecuencia en la cocina, tanto en panes y repostería como en algunos platos tradicionales, debido a su sabor suave y su capacidad para añadir una textura crujiente.


