La carrera de Salvi en la última jugada del partido ante el Albacete permanecerá en la memoria de todos los cadistas presentes en el estadio, que se vino abajo con el 2-0 de los amarillos.

Minuto 94 de partido. El Cádiz gana por la mínima al Albacete y se sitúa en tercera posición. Pero el choque aún no está acabado y el cuadro visitante dispone de dos faltas para colgar balones. La primera la despeja la defensa, Carranza celebra. El árbitro no mira el reloj, la gente se impacienta y los de Cervera intentan que el balón se quede lo más lejos posible del área que defiende Alberto Cifuentes. La jugada a balón parado la bota el ex oviedista Néstor Susaeta, como todas las acciones de este tipo en el cuadro albaceteño. Se queda corta y despeja Abdullah. Le cae a Salvi y comienza el espectáculo.

El extremo sanluqueño aprovecha la potencia del despeje del centrocampista amarillo para implantar la máxima potencia desde el principio. Un primer toque con la rodilla y el balón se va aún más lejos. Parece que se le ha ido larga, pero el 7 amarillo todavía tiene más gasolina. Carranza se pone de pie. Llega a tocar de nuevo el balón antes de que se vaya fuera de banda. En ese segundo toque, aún más potente que el primero, ya ha dejado atrás a Susaeta, que viene a cerrarle y mira constantemente hacia el lado suplicando al cadista que detenga su poderoso sprint.

Una vez superado al rival, comienza a meterse hacia el interior del campo. Otros dos toques, esta vez más cortos, son suficientes para entrar en el área. Susaeta ya ni siquiera se esfuerza en atrapar al velocísimo jugador cadista, que espera a la salida de Tomeu Nadal, portero del Albacete. En ese momento, da el pase atrás para que Dani Romera, que tira el desmarque al primer palo, introduzca el balón a portería vacía. La locura se instala en Carranza. Los suplentes saltan al césped. 2-0 y final del partido. Salvi, aclamado. Tras más de hora y media corriendo sin parar, el sanluqueño aún tenía fuerzas para deletiar a su afición con una última carrera que servía para acabar de la mejor forma posible un encuentro en el que se confirma el excelso momento de forma del equipo amarillo.

"Eso mismo lo hace Bale y lo tenemos hasta en la sopa", "¿cómo ha hecho eso?", "¡qué carrerón!", son algunas de las frases que se escuchan en la grada tras el gol. A la finalización del encuentro, en ese particular encuentro que mantienen Brigadas Amarillas y la plantilla cadista, todos -jugadores y afición- levantan los brazos mientras aplauden. Todos, menos uno. Salvi, con las manos sobre sus rodillas, no puede más. Aún se recupera de la última carrera. El Cádiz, fiel reflejo de la jugada con la que acabó el partido, continúa con su inmaculada racha: cinco victorias ligueras consecutivas, seis jornadas sin encajar un gol y en octavos de final de la Copa del Rey.

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Jesús Mayone

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