Comer en la Feria de Jerez se está convirtiendo en los últimos años en una misión casi imposible. A los elevados precios hay que sumar el nuevo concepto a la hora de almorzar o cenar que se ha impuesto en la mayoría de casetas con las reservas previas. Como no sea con la citada reserva se antoja muy difícil encontrar sitio.
Pero hubo unos tiempos, no tan lejanos, donde se podía comer en la Feria sin reservar y sin tanto jaleo como en la actualidad. Tiempos en los que los jardines del parque del González Hontoria se convertían prácticamente en un merendero en el que las familias hacían su particular parón para comer. Familias que llegaban al Real con el canasto cargado de bocadillos.
Con los bocadillos en el bolso
"Me acuerdo perfectamente. Se llevaba la comida como cuando íbamos a la playa y entonces en la caseta se pedía la bebida", ha recordado Mari Nieves Mateos en el grupo Cosas jerezanas que se han perdido con el tiempo tras una publicación de José Antonio Cirera en la que recuerda aquellas Ferias en las que no había que "apartar mesa".
Antiguamente, te llevabas la tortilla para los niños y los filetes empanados”, ha señalado Rosario. Jesús recuerda que “íbamos con el bolso con los bocadillos. Qué felices éramos”. Xita, por su parte, ha indicado: “Qué lástima que la Feria haya cambiado tanto. Antes se iba de caseta en caseta a tapear y, si estaba llena, te metías en otra y tan contentos. Esto de hoy en día no tiene nombre. ¿Sabéis cómo se arreglaría? Que nadie hiciera reservas en ninguna”.
Paco Moya también ha comentado que “en tiempos pasados he conocido familias, la mía una de ellas, que comían en los jardines del parque. Se veía grupos de personas con ollas para comer pasando las vías y otras con bocadillos en el bolso”.
Hay también ciudadanos que no ven con malos ojos el tema de las reservas: “Mejor que haya que reservar ahora, señal de que la gente tiene dinero para gastar. No como antes, que solo eran unos cuantos los afortunados”, ha destacado Antonio.
