Antes que bombero, amigo. Uno más. Francisco Tato Cirera se marchaba este jueves tras no superar el coronavirus, una enfermedad contra la que peleó las últimas dos semanas de su vida. Un hombre fuerte, un bombero que era muy conocido y querido en la ciudad y que deja un enorme vacío entre sus amigos.
Por eso, a pesar de que estaba jubilado desde hace alrededor de un año, la plantilla de los bomberos de Jerez han querido rendirle un emotivo homenaje en el parque que fue la segunda casa de Cirera durante tantos años. Los camiones estarán con crespones negros para recordarle. Este mediodía del jueves, la plantilla se ha volcado en un minuto de silencio muy emocionante.
Amante de la fotografía y respetado entre los profesionales de la ciudad, Cirera era miembro de la Agrupación Fotográfica San Dionisio, un grupo que también le llora.
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